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Francia debate si prohíbe el 'burka' en las calles

La propuesta de un grupo de parlamentarios contra esta vestimenta islámica desata un encendido debate político

Antonio Jiménez Barca

A instancias de un diputado comunista, un grupo de parlamentarios franceses pide que se prohíba el burka en las calles de las ciudades de Francia. El impulsor de la medida, Andre Gerin, mantiene, en su escrito remitido a la Asamblea que esta forma de vestir "encierra literalmente el cuerpo y la cabeza de la mujer que lo lleva, convirtiéndose en un verdadero calabozo ambulante". La medida no se dirige sólo a erradicar el burka; también amenaza al niqab, otra vestimenta negra que sólo enseña los ojos de la mujer.

Los 57 parlamentarios que se han sumado a la iniciativa de Guerin, remitida a la Asamblea el miércoles, suscriben, además, que tanto uno como el otro "son una afrenta a la libertad de la mujer y a la afirmación de su feminidad". Y añaden: "La mujer se encuentra en una situación de reclusión, de exclusión y de humillación intolerable".

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A la espera de que la propuesta se vea en el Parlamento, el Gobierno no excluye una ley que regule el asunto. De hecho, Nicolas Sarkozy abordará el asunto el lunes en un discurso en Versalles.

Por lo pronto, la iniciativa ha desencadenado un vivísimo y complejo debate en un país que en 2004 ya prohibió que las musulmanas llevaran un pañuelo en la cabeza en las escuelas y en los lugares públicos. De un lado está Gerin y su exigencia de libertad para las mujeres "encerradas" en su burka; de otro, algunas de estas mujeres que aparecen también en la televisión, ocultas tras su ropa, reclamando libertad para vestir.

Entre los 58 diputados que han firmado la propuesta de erradicar esta vestimenta en las calles, hay 43 de la UMP, el partido de Sarkozy de centro-derecha; siete socialistas; tres comunistas y dos de centro.

En el Gobierno, en la oposición y en diversas asociaciones ciudadanas también hay voces divididas. Unos, por lo general, piensan que la ley debe proteger la laicidad del Estado francés y, de paso, a estas mujeres. Es lo que opina, por ejemplo, la secretaria de Estado Fadela Amara: "Que se prohíba ese ataúd que mata las libertades fundamentales". Otros mantienen que estas normas son contraproducentes y se corre el riesgo de marginar aún más a poblaciones ya de por sí aisladas. Así piensa el ministro de Inmigración, Eric Besson, que considera que abrir este debate ahora "puede romper un equilibrio conseguido en 2004".

Un representante de los colectivos musulmanes en Francia se mostró "sorprendido" por la iniciativa debido a que el burka y el niqab "son muy minoritarios" en Francia. Los impulsores de la medida replican que en ciertas poblaciones, como Lyon y sus alrededores, el fenómeno crece de forma alarmante.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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