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Reportaje:

Guardería para perros

Un establecimiento ofrece en San Sebastián un servicio de cuidado de canes por horas - Es el primer local de este tipo en la ciudad

Cual cancerbero, un pastor alemán de adusto rictus protege la entrada de Katamotz, una tienda que ofrece el primer servicio de guardería canina abierto en San Sebastián.

Sus facciones, tan angulosas y marcadas, revelan su naturaleza inanimada de talla en madera, pero, si uno se guiara solo por su mirada, podría llegar a temer el simple hecho de acercarse al guardián que protege este local de la Parte Vieja donostiarra.

Superada esa barrera, se abre un mundo diseñado expresamente para que los perros se puedan sentir cómodos. La oferta abarca desde collares con diamantes incrustados para los dueños más amantes del lujo a diferentes tipos de alimentos, pasando por un servicio de peluquería para que cualquier can pueda sentirse coqueto. Sin embargo, la principal novedad del establecimiento es el servicio de guardería que presta. Cualquier dueño de un perro que lo desee, puede dejar a su mascota unas horas para que las propietarias de Katamotz jueguen con él, le den de comer, acicalen o lo saquen a pasear.

Katamotz ofrece igualmente un servicio de peluquería para los animales
"Vienen turistas o gente de aquí que va de poteo o de tiendas", dicen sus dueñas

"Viene gente de aquí que se va de poteo o de tiendas, personas que no quieren dejar durante el trabajo al perro en casa porque puede morder los muebles y turistas que no quieren tener problemas en los lugares en los que están alojados", explica Nagore Gaztelupe, copropietaria del local. El objetivo de Katamotz es "conseguir socializar a los perros", añade.

La otra dueña del establecimiento, Marta Roa, se encarga también de la peluquería. Mientras recuerda la anécdota del corte de pelo que hizo a un yorkshire, al que rapó las patas y dejó perilla por petición expresa de su dueña, abre la puerta del sótano, donde se encuentran los animales.

En una amplia jaula, un perro de aguas juega con un rectángulo de madera con agujeros que esconde golosinas que debe buscar. "Así potenciamos su olfato", apunta Roa, quien detalla los niveles de dificultad del juego. Las responsables de Katamotz recalcan que hasta el momento no han tenido ningún tipo de problema con los animales, aunque puede haber hasta seis en la misma jaula. Pese a todo, "al final el perro siempre quiere ver al dueño", recuerdan ambas.

El servicio de guardería, puesto en marcha en mayo, aunque el establecimiento lleva abierto desde febrero pasado, necesita ser más conocido.

"Aún sólo hemos comenzado", apunta Gaztelupe. Por este motivo, sus dueñas prefieren ir "poco a poco", sin marcarse otro objetivo que ir aumentando paulatinamente la clientela. "Es algo nuevo", abundan.

No obstante, ambas sueñan con poder crear en el futuro un amplio servicio para perros que incluya todo lo imaginable para atender a estos animales de compañía.

Nagore Gaztelupe (a la izquierda) y Marta Roa, en su establecimiento en San Sebastián.
Nagore Gaztelupe (a la izquierda) y Marta Roa, en su establecimiento en San Sebastián.JAVIER HERNÁNDEZ

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