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La Iglesia de Irlanda conocía el abuso "endémico" en sus escuelas

Tras nueve años de pesquisas y más de 2.000 testimonios, una investigación ha concluido que la cúpula de la Iglesia católica irlandesa conocía el abuso "endémico" al que eran sometidos los 35.000 niños que entre los años cincuenta y 1os ochenta se acogieron a sus instituciones. El actual líder eclesiástico, el cardenal Sean Brady, expresó ayer se declaró ayer "profundamente apenado y avergonzado por el hecho de que estos niños sufrieran de manera tan horrorosa en nuestras instituciones". El informe "documenta un vergonzoso catálogo de crueldad; el abandono, el abuso físico, sexual y emocional perpetrado contra niños", admitió.

El informe, elaborado por la Comisión Investigadora de los Abusos de Niños, puesta en marcha en 2000 tras un aluvión de denuncias de abusos cometidos por los religiosos de la Iglesia católica irlandesa en el pasado, concluye que funcionarios eclesiásticos alentaron palizas rituales y protegieron de forma sistemática a sus miembros pedófilos para que no fueran detenidos, todo ello rodeados de "una cultura al servicio del secretismo".

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La Iglesia católica irlandesa ocultó los abusos sexuales a menores durante décadas

Los cinco tomos del informe documentan un rosario de abusos físicos y emocionales. Los abusos sexuales en muchas de las instituciones eclesiásticas, una red de reformatorios, escuelas industriales y casas de trabajo, sobre todo en las de chicos.

Las escuelas estaban gestionadas de manera severa, con un régimen de disciplina irracional y opresivo que afectaba a los niños, pero también incluso a los empleados que trabajaban en ellas.

Más pecados

Los niños pasaban hambre y en muchas escuelas la alimentación era inadecuada, incomestible y mal preparada. Muchos testigos hablan de que estaban constantemente aterrorizados por las palizas, en las que se les intentaba causar el mayor daño posible.

El recuerdo de la película Las hermanas de la Magdalena, de Peter Mullan, es inevitable. En ese filme de 2002 se recogían los castigos físicos, humillaciones, el hambre y la miseria a que eran sometidas cientos de muchachas en los conventos irlandeses de la Magdalena. La historia tenía una base verdadera. La película levantó ampollas en la Iglesia que, sin embargo, ayer reconoció pecados incluso más horrorosos.

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