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India impone una moratoria a los cultivos transgénicos para alimentación

Los científicos dieron el visto bueno a una nueva berenjena, pero la presión popular lo ha frenado

La presión popular ha podido más que el asesoramiento científico, y el Gobierno indio ha decidido posponer indefinidamente la autorización de cultivar plantas modificadas genéticamente. En concreto, la decisión se ha tomado sobre una berenjena que incorpora un gen que la hace resistente a ciertas plagas (el mismo que el maíz-Bt que se cultiva en España). La planta había sido desarrollada por un consorcio en el que participan tres empresas indias y el gigante de la biotecnología, Monsanto. La berenjena, llamada brinjal en India, se estaba probando desde hace nueve años, y en 2009 recibió el visto bueno del comité científico encargado de evaluar su seguridad.

El ministro de Medio Ambiente indio, Jairam Ramesh, ha admitido que se trata de una decisión basada en el temor de la gente. "Ha sido una decisión muy difícil de tomar. La opinión pública es contraria. Es mi obligación adoptar una postura de cautela y precaución", ha declarado. Apenas tres días antes de tomar la decisión, el ministro, en declaraciones al Times of India, admitía que estaba en una situación muy complicada. "Los científicos [que apoyaban el cultivo] no deberían ser tan arrogantes mientras se discute este asunto. Estoy intentado encontrar una vía intermedia entre su arrogancia y la naturaleza antidemocrática de las ONG" que estaban manifestándose esos días contra la aprobación de la planta.

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La decisión no afecta a los cultivos transgénicos que no se dedican a alimentar a personas. De hecho, India es, según los datos de ISAAA (siglas en inglés del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas), una entidad partidaria de extender este tipo de cultivo, el cuarto país del mundo que más superficie dedica a una planta modificada genéticamente por detrás de EE UU, Argentina y Brasil, con 7,6 millones de hectáreas (poco menos que todo Castilla-La Mancha) dedicadas al algodón.

El caso de India es parecido al de la UE, donde impera de facto una moratoria sobre los transgénicos debido a la presión popular, incluso en los casos en que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha determinado que no son peligrosos ni para el medio ambiente ni para la salud. De hecho, España es el único gran productor europeo de estos cultivos.

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