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La empresa editora del periódico 'La Vanguardia' cierra el semanario 'Gaceta Ilustrada'

La revista Gaceta Ilustrada, editada por la familia del conde de Godó, propietaria de La Vanguardia, acaba de ser desmantelada, tras haber llegado el representante legal del diario barcelonés a un acuerdo con parte de la plantilla, incluidos varios colaboradores.

Los trabajadores recibieron en mano de La Vanguardia, la semana pasada, una indemnización pactada a cambio de que consintieran en ser despedidos formalmente. La Magistratura de Trabajo fijará en su momento la indemnización legal correspondiente, buena parte de la cual se pretende que la aporte el Fondo de Garantía Salarial. Una empresa denominada CIVA anticipó casi toda la financiación de la operación, con la intención de resarcirse con el dinero del Fondo.Sin embargo, los propietarios de La Vanguardia aún no han cumplido con la obligación judicial de pagar 2,5 millones de pesetas, en concepto de indemnización y salarios de tramitación, al antiguo redactor jefe de la revista Santiago Pérez Díaz, despedido inicialmente hace más de un año. Tras ser readmitido, el periodista sufrió un segundo despido, precedido de un trato profesionalmente vejatorio, según el acta levantada por la Inspección de Trabajo. El Fondo de Garantía Salarial no puede intervenir en este caso porque desde el primer momento la Magistratura reconoció que la empresa tenía más de 25 trabajadores.

A la redactora Inmaculada Gómez Mardones, que también fue despedida hace un año, le deben aún un millón de pesetas, ya que la empresa ha dejado de pagar los últimos plazos pactados de la indemnización, sin que haya mediado ninguna explicación. Asimismo, la empresa ha suspendido el pago de la idemnización que se le debía al ex director Manuel Suárez Caso.

El representante del comité de empresa Sebastián Díaz, que se encuentra en excedencia desde que fue elegido concejal del Ayuntamiento socialista de Torrejón, se encuentra también afectado por el desmantelamiento de la revista, así como algunos colaboradores.

Deterioro económico

Gaceta Ilustrada comenzó a sufrir un proceso de deterioro económico y periodístico hace ocho años, después de haber permanecido 20 a la cabeza de los semanarios españoles. La crisis se agudizó en el otoño de 1982, momento en que el entonces jefe de publicidad, Fernando Bolín, anuncio públicamente que había sido nombrado presidente del consejo de administración de la revista, y que entraba a formar parte de la sociedad un nuevo socio, de nacionalidad argentina, llamado Alberto Llaryora.Llaryora, que estaba considerado como un hombre de confianza del almirante Emilio Massera, miembro de la primera Junta Militar argentina, llenó la redacción de periodistas de aquella nacionalidad. Algunos de ellos fueron identificados como colaboradores de la dictadura militar por colegas refugiados en España.

En el verano pasado las posibilidades de supervivencia de Gaceta Ilustrada entraron en picado, al retirarse el semanario francés Paris Match de un proyecto de colaboración por no encontrar viabilidad al plan de relanzamiento. Desde entonces la revista ha pasado inadvertida en los quioscos, hasta que por las deudas de imprenta, papel y proveedores dejó de publicarse sin que mediara una explicación oficial.

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