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Parir sin contemplaciones

La mayoría de los hospitales españoles incumple las recomendaciones de la OMS en nacimientos

Milagros Pérez Oliva

La mayoría de las mujeres son sometidas a un rasurado total de la pelvis, un enema y un corte profundo -episiotomía- que obligará a poner después varios puntos. Muchas de ellas sufren la rotura prematura de la membrana, reciben oxitocina sintética para acelerar el parto, son enchufadas a un monitor y, finalmente, paren tendidas en una mesa plana, con las piernas elevadas, en la postura más antinatural que pueda imaginarse.¿Es éste el mejor modo de parir? El sociólogo José Antonio Gómez Yáñez ha seguido cada fase del parto, ha rastreado por Internet la mucha documentación médica que existe sobre el tema y ha encontrado evidencias más que suficientes para formular una afirmación rotunda: "En España se incumplen las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre atención al parto. Gran parte de los procedimientos que utilizan los hospitales españoles son desaconsejados en la declaración de Fortaleza de la OMS (1995) sobre Derechos de la Mujer Embarazada y el Recién Nacido".

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Desde las asociaciones de mujeres y los grupos de autoayuda se acusa a la estructura sanitaria de medicalizar en exceso el parto y de abusar de la técnica no tanto para favorecer a la mujer como para garantizar la seguridad jurídica o la comodidad del obstetra. Ésta es, por ejemplo, la opinión del tocólogo Enrique Lebrero, del grupo Acuario de Valencia, o de la psicóloga Núria Vendrell, de la asociación Salud y Familia, de Barcelona.

Algunos tocólogos rechazan de plano las críticas y tachan de "utópicos forestales" a quienes defienden un parto más natural. Son los menos. La mayoría de los consultados defiende las técnicas que se utilizan argumentando, como indica el vicepresidente de la Sociedad Española de Obtetricia y Ginecología, Alfonso Herruzo, que los procedimientos aplicados han salvado y siguen salvando muchas vidas: "El parto hospitalario ha permitido reducir la mortalidad perinatal desde el 30 al 7 por cada mil embarazos", dice. "La técnica puede salvar muchas vidas pero ha de estar al servicio de la usuaria", replica Núria Vendrell.

Éstas son las recomendaciones de la OMS que más se incumplen:

POSIBILIDAD DE OPTAR

OMS: El conjunto de la población debería estar informado sobre las diversas formas de cuidados en relación con el parto para que cada mujer pueda optar por ella misma lo que más le convenga. ¿Pueden las embarazadas optar en España entre diferentes formas de parto? La respuesta es negativa. "La medicalización comienza en los cursos de preparación, donde sólo se muestra una opción, sin ninguna alternativa. En Gran Bretaña o Canadá, por ejemplo, los hospitales aplican planes de parto y la mujer puede decidir de qué forma quiere que discurra si no hay complicaciones", indica Gómez Yáñez. No sólo no hay opciones, sino que algunas veces ni siquiera hay información sobre la única opción posible. "La mujer entra en una rueda programada sin ninguna capacidad de decisión", afirma Núria Vendrell. "La medicalización ha alejado el parto del hecho natural que es, y, cuanto más se aleja, más inseguridad y temor crea en la mujer", añade.El profesor Joan Venrell, catedrático de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico de Barcelona, afirma que las mujeres no pueden elegir el tipo de parto, pero sí el tipo de anestesia. "Ahora, en muchos hospitales, y por supuesto en el mío, se ofrece la posibilidad de elegir si quiere un parto con o sin anestesia, y si es con anestesia, se le ofrece la epidural, que le permite estar plenamente consciente durante el parto". Pero la posibilidad de elegir anestesia epidural en todos los hospitales públicos es más una consigna que una realidad. Alfonso Herruzo subraya que en los últimos años se está haciendo un gran esfuerzo: "El problema es que no hay anestesistas suficientes. En nuestro hospital aplicamos epidural en el 70% de los partos y no lo hacemos en más porque no tenemos anestesistas". La Sociedad Española de Anestesia ya advirtió el año pasado que no se podría generalizar el uso de la epidural por falta de profesionales.

RASURADO Y ENEMA

OMS: El rasurado del pubis o la administración de un enema antes del parto no son necesarios en absoluto. Pues esto es precisamente lo primero que le hacen a las parturientas en la mayoría de los hospitales españoles. José Antonio Gómez Yánez añade que el rasurado y el enema "son considerados inútiles incluso por opiniones tan ortodoxas como el manual de los laboratorios Merck".Enrique Lebrero no comprende cómo se siguen aplicando con carácter tan general "cuando es conocido desde hace tiempo que no son necesarios y, en cambio, son percibidos por muchas mujeres como una agresión".

Joan Venrell está de acuerdo en que el rasurado es "una costumbre inadecuada porque se ha demostrado que no mejora el riesgo de infección y, a veces, es incluso peor, porque con la hoja de afeitar se pueden abrir poros que luego pueden infectarse". Atender un parto con el pubis rasurado es más cómodo -¿y estético?- para el tocólogo, pero para la mujer es más incómodo, especialmente cuando los pelos vuelven a crecer y no paran de pinchar. "Nosotros, en el Clínico, sólo rasuramos en el lugar en que se ha de cortar", afirma Venrell. El enema, en cambio, es defendido a capa y espada por la mayoría de los obstetras, que aseguran que las mujeres lo prefieren. "Seguramente, pero deberían poder optar", indica Lebrero. "En realidad, si se les da el tiempo necesario, van de vientre sin problemas. Y, en cuanto al rasurado, no es lo mismo rasurar un trocito del bajo periné que dejar el pubis mondo y lirondo", añade.

EPISIOTOMÍA

OMS: La episiotomía (corte en el periné) sistemática no está justificada en absoluto. Y, sin embargo, en muchos hospitales se practica preventivamente en todas las mujeres y, si no en todas, en más casos de los que sería necesario. El sociólogo Gómez Yáñez ha encontrado estadísticas que indican que se aplica en el 90% de los partos de primerizas y en el 60% de las multíparas. "La justificación es que es preferible un corte limpio a un posible desgarro cuando sale el bebé. Pero, en muchos casos, no se evalúa si hay riesgo de desgarro. En el hospital universitario de Alicante el 87% de los partos se hace con corte del periné. Y la propia Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia dice al respecto: `utilizaremos generosamente la episiotomía".Alfonso Herruzo reconoce que "quizá se utiliza más de lo necesario" y Joan Vanrell está de acuerdo en que sólo debe aplicarse cuando haya riesgo de desgarro.

Enrique Lebrero cita un reciente estudio publicado en la revista The Lancet que indica que, en partos controlados, "a veces es incluso mejor el desgarro que el corte porque cicatriza mejor. El corte, al ser más profundo, se recupera peor y deja una cicatriz dura que a veces molesta". Y es que no siempre se cose bien. Según Joan Venrell, "deberían utilizarse hilo y agujas más finos". El profesor Venrell considera que el cosido es como la firma del cuadro por parte del artista: "Si la mujer necesita un flotador, el cuadro ha podido quedar bien, pero la firma fatal". El flotador es ese artilugio que, convenientemente colocado sobre la silla, permite que la mujer que acaba de parir pueda sentarse, porque si no, los puntos se le clavan o le tiran allí donde más duele.

MONITORIZACIÓN

OMS: No está demostrado que la monitorización fetal rutinaria durante el parto tenga un efecto positivo sobre el niño o la madre. No se debería hacer uso del monitor más que en casos médicos cuidadosamente seleccionados y valorados, cuando hay un riesgo de mortalidad perinatal o el parto ha sido provocado artificialmente".El monitor es un aparato que permite medir el sufrimiento fetal. Lebrero recuerda que los estudios sobre monitorización fetal han demostrado que su aplicación sistemática "no ha mejorado ni la morbilidad ni la mortalidad fetal". Alfonso Herruzo defiende su uso: "Ha salvado tantas vidas que es difícil prescindir de él. Todos estamos de acuerdo en humanizar y dignificar los partos, lo que ocurre es que a veces se nos piden dos cosas a la vez: que lo hagamos más natural, pero también seguro. Y para garantizar la seguridad hay que recurrir a la técnica".

Para Joan Venrell, la monitorización continuada no es necesaria. Pero precisa: "Aunque puede no ser necesaria, tampoco es perjudicial". Y añade: "Muchas veces actúo como perito forense, y lo primero que pregunta el juez, cuando ha habido problemas, es si se aplicó el monitor". El problema no es el uso, justificado cuando es necesario, sino el abuso, ya sea por rutina, por comodidad o porque se practica una medicina defensiva. El aparato fue desarrollado en los años setenta por el tocólogo uruguayo Caldeyro-Barcia, que fue presidente de la Federación Internacional de Obstetras y Ginecólogos. Pero la deriva que ha tenido el uso del monitor mereció, a mediados de los ochenta, el siguiente comentario de su propio creador: "Yo he desarrollado la monitorización fetal para ayudar a algunas mujeres con problemas, no para causar problemas a todas las mujeres".

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