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Reportaje:Ser madre en...

CUBA | Leche garantizada hasta los siete años

La maternidad en la isla está llena de contradicciones: una atención materno-infantil de alto nivel, frente al precio prohibitivo de un simple paquete de pañales

Judith Carreño Viera es cubana, vive en La Habana y tiene una hija de tres años que se llama Rachel. Pese a todos los "trabajos" que pasa en su país para criar a su niña, que son bastantes, para muchas madres de América Latina y de otras partes del mundo ella es una afortunada. Por el hecho de nacer en Cuba, Rachel ha sido vacunada contra 13 enfermedades, no ha de pagar nada cuando va al médico y recibe una cuota de arroz, frijoles, azúcar y otros productos racionados a precios subsidiados, como cualquier cubano. También tiene asegurada la leche hasta los siete años a un precio simbólico, aunque en las tiendas de divisas un paquete de 10 pañales desechables equivale a una semana del salario de Judith, y eso pese a que es actriz de teatro y gana más que un médico o cualquiera que tenga título universitario.

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Ser madre en Cuba está lleno de contradicciones, y estas se agrandan o empequeñecen según la ideología que uno defienda. Para los detractores del régimen, la cuenta que vale es la de las "shooping", o tiendas de pesos convertibles, ya que en los comercios de moneda nacional poco hay que rascar. En moneda dura, por ejemplo, unas sandalias decentes para Rachel pueden costarle a Judith dos meses de salario y una bicicleta medio año de sudor.

Del lado de los defensores del Gobierno cubano cuentan otros datos. El año pasado la tasa de mortalidad infantil en Cuba fue de 4,8 por cada mil nacidos vivos. Según datos de Unicef, en 2007 este indicador en Canadá fue de 5; en Estados Unidos, de 6; y en Chile de 8 - el más bajo de América Latina, después de Cuba-. Otro dato es que la esperanza de vida al nacer de un cubano es de 77 años, equiparable a la de los países desarrollados; y que la enseñanza, desde preescolar hasta la universidad, es gratuita para todos, aunque deja bastante que desear.

El salario de Judith, que está divorciada, es de 640 pesos mensuales, equivalentes a 25 euros. Un litro de aceite de cocinar en Cuba vale casi dos euros y una compra regular en una shooping te puede arruinar, pero como parte del plan de salud nacional cubano las consultas de pediatría no sólo son gratuitas sino obligatorias. Se realizan en el policlínico o en el consultorio del médico de familia más cercano, y si no llevas al niño el día que le corresponde, una enfermera te llamará por teléfono o visitará tu casa para indagar qué ocurre.

El caso de Rachel es especial. Tiene una cardiopatía congénita y además ha debido ser operada de dos hernias inguinales, todo a cuenta del Estado. Según dice Judith, ha sido atendida por buenos especialistas. A Rachel también le corresponde una guardería infantil que se llama Amiguitos del mundo. Paga al mes por la matrícula, con almuerzo y merienda incluidos -horario de ocho de la mañana a seis de la tarde- unos 40 pesos cubanos mensuales, alrededor de 1,5 euros. El padre de Rachel y su familia cercana le ayudan a la crianza de la niña.

Judith, de 32 años, trabajaba antes de ser madre y trabaja ahora en el mismo lugar, el teatro Hubert De Blanck. Según la legislación laboral cubana, las madres tienen derecho a un año de licencia por maternidad con una garantía salarial de entre el 70% y el 100%. Por supuesto -en la isla es muy extraño que ocurra de otro modo- Judith dio a luz en un hospital y fue asistida por un médico.

En Cuba el aborto es un derecho y es gratuito, y está tan extendida su práctica que algunas mujeres lo consideran casi un método anticonceptivo. Desde hace algún tiempo, muchos médicos alertan a la población de que el aborto es un problema para la mujer, no una solución. Judith, como casi todas las mujeres cubanas, ha sufrido varios abortos pese a que ha empleado regularmente métodos anticonceptivos, fundamentalmente el preservativo.

* El informe de Save the Children de 2010 clasifica a 160 países a través de indicadores de la salud, la educación o las condiciones económicas de madres y niños. Los países están divididos en tres grupos, en cada uno de los cuales se miden parámetros distintos: I: más desarrollados; II: menos desarrollados; y III: los de menor desarrollo.

Judith Carreño Viera y Rachel, de tres años.
Judith Carreño Viera y Rachel, de tres años.MAURICIO VICENT

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