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Brasil rompe la patente de un medicamento contra el sida

Lula otorga una licencia que permitirá iniciar la producción nacional de un medicamento contra el VIH del laboratorio Merck o importar genéricos

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha decidido otorgar la denominada licencia compulsoria al medicamento contra el sida Efavirenz, producido por el laboratorio Merck y protegido por patente, de manera que pueda producirse en el país o ser importado en forma de genérico, después de que así lo recomendara el Ministerio de Salud. Desde que la Organización Mundial de Comercio abriera la puerta, en 2001, a que los países pudieran saltarse las patentes de los medicamentos en caso de crisis sanitaria, el caso no se había dado.

La decisión ha sido anunciada hoy de manera oficial durante una ceremonia en el Palacio del Planalto. Tras rechazar una propuesta de descuento del 30% efectuada por el laboratorio Merck Sharp&Dhome (MSD), uno de los mayores del mundo, el ministro de Sanidad, José Gomes Temporao, envió ayer al Palacio del Planalto la propuesta de licencia del antirretroviral, utilizado en Brasil por cerca de 75.000 pacientes con sida en la red pública, con un costo de 43 millones de dólares al año (unos 31,6 millones de euros).

Con esta licencia, Brasil puede iniciar la producción nacional del medicamento o importar genéricos. Hasta ahora, sólo el MSD podía venderlos en el país, ya que este laboratorio es el dueño de la patente del medicamento en el país suramericano, lo que implica su comercialización en exclusiva. Esta es la primera vez que Brasil otorga una licencia para un medicamento protegido por patente, aunque ya ha habido amenazas en 2001 y 2003, relativas al Nelnfinavir, de Roche, y el Kaletra, de Abbot. Hasta ahora son pocos los países que han dado este paso. Tailandia, Mozambique, Malasia e Indonesia se encuentran en la lista.

"Ya tuvimos muchas reuniones con el laboratorio. En ningún momento presentaron una propuesta seria y consistente", ha asegurado Temporao, antes de que se anunciara la medida de manera oficial. En la decisión también han participado la Casa Civil y el Ministerio de asuntos Exteriores.

Según han asegurado responsables del laboratorio al diario O Folha, la empresa intenta desde el pasado 24 de abril celebrar reuniones para explicar mejor sus motivos y sólo ha recibido negativas del Ministerio.

Brasil intentaba desde el pasado noviembre presionar al laborar para que redujera el precio del Efavirenz desde los 1,59 dólares por comprimido de 600 miligramos a los 0,65 dólares. La semana pasada, el Ministerio de Salud declaró el medicamento de "interés público" y anunció su intención de comprar la versión genérica que da India por un precio de 0,45 dólares por comprimido.

Punto de inflexión

La decisión de Lula marca un punto de inflexión en la lucha por el acceso a los medicamentos fundamentales. En 2001 la Organización Mundial de Comercio abrió la puerta a que los países pudieran saltarse las patentes de los medicamentos en caso de crisis sanitaria. Pero hasta ahora el caso no se había dado. Los grandes laboratorios han conseguido mantener sus prerrogativas con dos herramientas: conceder licencias a empresas locales y un sistema de doble precio, de manera que un tratamiento que en los países ricos cuesta 10.000 euros al año se vende en países pobres por 300. Con ello consiguen evitar la entrada de otros fabricantes de genéricos que les hagan la competencia. Lula ha quebrado esta situación. Su decisión va más allá que la del Gobierno indio en su lucha con Novartis: no se discute si el medicamento es nuevo. Las autoridades brasileñas saben que lo es, y reconocen que debería estar protegido por una patente. Pero se la saltan porque lo necesitan.

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