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"Guinea ha sido, para unos cuantos, una finca particular"

Ángel S. Harguindey

Hoy se presenta en Madrid Guinea: materia reservada, voluminoso libro del periodista Rafael Fernández en el que se analizan los pormenores y entresijos de aquella República africana, cuyas vinculaciones con España explican, incluso, el carácter de «materia reservada» que el título señala. Su autor ha hecho a EL PAIS las siguientes declaraciones.

-El libro es un extraño combinado netre una parte novelada -entre agosto y octubre de 1979- reportaje desde la prehistoria colonial de aquel país hasta las fastuosas denuncias por injurias y calumnias de Antonio García Trevijano contra conocidos periodistas y medios informativos. En él se refleja todo un estado de cosas entre la República de Guinea Ecuatorial y nuestro país. Guinea es todo un récord de represión y dentro de sus fronteras se desconocen las mínimas nociones de libertad, de seguridad personal, de formación cultural y educativa y cualquiera de los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre. Todo ello, con documentación del Comité de los Derechos Humanos, de Amnistía Internacional y de Minority Rights Group, es lo que cuenta a lo largo de seiscientas páginas mi libro.-¿Se puede hablar de una labor positiva de España en aquel territorio?

-La posición de la metrópoli, en cualquier lugar del mundo, desde la óptica de un hombre de hoy desde luego no es nada laudatoría. España tuvo una colonia -que pasó a ser más tarde dos de sus más australes y desatendidas provincias. Guinea para unos cuantos no ha sido más que su finca particular y se han cuidado muy mucho de mantener a lo largo del tiempo -sobre todo desde el treinta y seis- esta situación. La labor no se puede decir, por tanto, que sea muy positiva. Incluso en la actualidad -con los últimos acontecimientos es inviable- se programaba un «golpe de Estado» de una facción de la oposición de Macías. El lugar geográfico desde donde se perpetraba era España con apoyo económico y moral de algunas familias españolas con intereses perdidos en aquellas tierras. Quiero dejar bien claro que el referido golpe de Estado estaba programado por unos particulares y para nada hay que pedir cuentas a la Administración ni a los políticos españoles. En una cuenta corriente de un conocido Banco de la calle de Serrano hay -o había hasta hace pocos días- una cantidad de 150 millones de pesetas para sufragar tal levantamiento. El pueblo de Guinea por otro lado está repartido por Camerún, Gabón, Francia, Alemania, EEUU, Unión Soviética y España. Hay una mínima parte en Malabo y Río Muni que muy bien se les podía preguntaren un referéndum si desean que su primer magistrado vitalicio, general mayor de las Fuerzas Armadas Populares Nacionales, gran maestro de enseñanza popular, arte y cultura, debe de seguir representando aquel país del Golfo de Biafra.

-¿Cuál es la situación política interna?

-Con todo lo expuesto anteriormente parece claro que no es nada grato pasar una temporada por allí. Yo estuve en el año setenta, cuando la situación dentro de su falta de lógica parecía soportable, pero en estos días todo es delirante. Por los datos que me ha aportado Amnistía Internacional y el profesor Denis Payort, de las Naciones Unidas, Guinea es un claro caso de genocidio, a pesar de lo que haya declarado Trevijano. Además existe en mi libro un documento de la revista, Rewiew, de Ginebra, que incluso antiguos exiliados evadidos del país cuentan sórdidas y espeluznantes historias acerca del asunto. Detrás de todo está claro que no es sólo el cacao, el café, la madera lo que se trata de repartir entre algunos particulares interese%sino también importantes temas de -estrategia militar y sustanciosas inversiones de uranio y prospecciones de petróleo. Unas cuantas islas de Guinea Ecuatorial ya han sido atrapadas por Gabón.

-¿Cuales son los problemas actuales y de un futuro inmediato en la situación guineana?

-Aparte de que de inmediato esa zona se convertirá en un «Kuwait africano» donde mucha gente perderá los estribos merced a la codicia desenfrenada de los de siempre, el futuro de la República de Guinea Ecuatorial es enigmático, aunque desaparezca su actual presidente, ya que lo que los guineanos deben evitar es el sistema que hace posible que existan Macías Nguemas y desinteresados «demócratas» que le asesoren. Esto ha hecho posible que el Gobierno actual haya logrado crear una situación de desprestigio contra la oposición.

La prueba palpable es que todo el mundo comenta cosas sobre Trevijano y sus «negocios ejemplares» y su relevo en el puesto que ejercía Carrero Blanco, y para nada se comenta de otros pro hombres de la Administración y la política que naturalmente tienen mucho que ocultar. En lo único que estoy del lado de Trevijano es en apoyar la afirmación que difundió la Embajada de Guinea en España (única en Europa) sobre que «la verdad de Guinea Ecuatorial se daría a conocer el siglo que viene».

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