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El Gobierno vasco denuncia ante la UE a dos empresas alemanas por vertidos de pesticida

Boehringer y Merck sembraron de lindane la zona de Sondika de forma clandestina

El Gobierno vasco ha denunciado formalmente ante el Parlamento Europeo a las multinacionales químicas alemanas Boehringer Sohn y E. Merck por haber abandonado en vertederos clandestinos de las inmediaciones del aeropuerto de Sondika (Vizcaya) toneladas de residuos de Undane, un pesticida altamente tóxico, cancerígeno y bioacumulable. En su queja, el Ejecutivovasco pide a la Unión Europea que deniegue subvenciones y ayudas a estos dos grupos químicos multinacionales, al tiempo que solicita a la Comisión Europea su intervención en el caso.

De acuerdo con el estudio realizado por la empresa pública vasca Ihobe, el conjunto de tierras contaminadas directamente por lindane en esa zona entre 1966 y 1982 suma un total de 185.000 toneladas. A lo largo de estos años, el pesticida ha envenenado aguas subterráneas, suelos de cultivo y áreas de pasto. Los ingentes vertidos de hexaclociclohesano (HCH), conocido como lindane o lindano, impiden, además, la apertura de los accesos previstos en el proyecto de ampliación del aeropuerto de Sondika.La denuncia del Gobierno vasco se produce tras el fracaso de los contactos y negociaciones mantenidos durante meses con las dos multinacionales alemanas. Estas se niegan a asumir su responsabilidad alegando que la empresa productora del pesticida y de los residuos, Nexana Industrias Químicas, SA, con sede en Asua, (Vizcaya), es jurídicamente independiente. La investigación oficial establece, sin embargo, que, como empresas matrices, Boehringer y Merck disponían de una participación mayoritaria en las firmas filiales.

Nombres de la ya inactiva e insolvente Nexana, SA, como Ernst Seminel Young, Eusebio Isern Dalman, Juan Ferrer Muñoz o Wolfgang Frizsche Gunther, entre otros, figuran, de hecho, en los consejos de administración de las firmas intermedias Laboratorios Fher y Boehringer España, SA.

En una breve charla mantenida telefónicamente con este periódico, el directivo de Boehringer España, SA, Juan Ferrer, se mostró sorprendido por el hecho de que el Gobierno vasco implicara a su empresa en el asunto. "Me extraña porque nosotros no hemos tenido ninguna instalación en el País Vasco", aseguró.

Ferrer, que figuraba como miembro del consejo de administración de Nexana, SA, dice: "Creo recordar que hace treinta años o veintitantos tuvimos alguna pequeña participación, el 10% o algo así, en una pequeña empresa del País Vasco". Sin embargo, el 22 de diciembre último, Juan Ferrer firmaba en representación de Nexana, SA, una carta con membrete de esa empresa, en la que indicaba al consejero de Medio Ambiente del Gobierno vasco, José Antonio Maturana, que Nexana había cesado su actividad en 1974 y en la que exculpaba a dicha firma de los vertidos."¿Qué es lindane?"

En funciones de improvisado portavoz de Igoda, SA, filial de Merck en España, el apoderado de la firma española Francisco Jiménez manifestó desconocer cualquier extremo de este asunto y remitió a este periódico a voces más autorizadas de la empresa, ilocalizables en esos momentos. "Que yo sepa -y llevo 15 años en la empresa-, nosotros", indicó, "no tenemos ninguna industria en el País Vasco. ¿Lindane, dice usted? ¿Qué es lindane?".

El listado de personas vinculadas a Nexana, Boefiringer y Merck elaborado por la Administración vasca a partir de los registros mercantiles se completa con Erich von Baumbach, Manfred Steiner Hutmacher, Antonio Sender Cambra, Ángel Quemada Varela, Antonio Polo Díez, José Orozco Aburto, Heinrich Müller, Klaus Krapohl, Jorge Jordana de Pozas y Fuentes, Hans Joachim Langhann, Eduardo Conde Ximénez de Embun y Siegfried Bandilla.

Todo parece indicar que el comportamiento de estas multinacionales se corresponde con la práctica expuesta ante la Comisión Europea en noviembre último por el propio European Chemical Industry Council (CEFIC), según el cual algunas empresas "desplazan las actividades contaminantes a firmas subsidiarias descapitalizadas, a fin de poder eludir las consiguientes reclamaciones por daños al medio ambiente".

El tratamiento del lindane ha sido considerado un problema prácticamente irresoluble, si bien recientemente la Agencia Norteamericana de Medio Ambiente y la empresa vasca Ihobe están aplicando una nueva tecnología que ha conseguido descomponer el HCH en triclorobenceno y sal común.

El director general de Ihobe, Raúl Fernández, indica en el informe remitido por él mismo al Parlamento Europeo que la eliminación por tratamiento térmico, "única opción viable", del volumen total de tierras contaminadas en el área de Sondika conlleva un coste de 27.780 millones de pesetas.

"España no es Alemania"

Según el consejero de Urbanismo, Vivienda y Medio Ambiente, José Antonio Maturana, las multinaciones alemanas han reaccionado a los continuos requerimientos de su departamento escurriendo el bulto y negando la evidencia de sus relaciones con la firma contaminante. "En sus escritos hay un poco de todo, incluidas numerosas contradicciones. En una carta nos dicen que la producción de lindane se acabó en 1974. En otra admiten que siguieron produciendo hasta 1982, y, eso sí, por escrito, niegan siempre relación alguna con sus filiales, pese a que estas firmas, alguna ya retirada del mercado, como Laboratorios Fher, SA, estaban participadas por ellos al l00%", señala el consejero vasco.A su juicio, la verdadera respuesta es la que los ejecutivos de Boehringer transmitieron verbalmente a los representantes de la Administración vasca cuando éstos les reclamaron una actuación descontaminante similar a la que la empresa química alemana realizó en su planta de Hamburgo. "En un alarde brutal de sinceridad", señala el consejero socialista, "nos dijeron simplemente que España no es Alemania y que, en consecuencia, ellos se atendrán a la doctrina del velo societario, ya se sabe: una firma tapa a otra firma".

De acuerdo con el folleto propagandístico de ese grupo empresarial alemán, Boehringer invirtió hasta febrero de 1990 un total de 3.420 millones de pesetas en la tarea de descontaminar los suelos de su fábrica. La filial española de esa multinacional farmacéutica obtuvo en 1991 unos ingresos de 20.045 millones de pesetas y el pasado año anunció una inversión de 12.000 millones en una nueva planta de Sant Cugat del Vallés (Barcelona).

El consejero vasco, que señala que su departamento estudia actuar también por la vía judicial, descarta la resignación. "Hemos gastado unos 200 millones en el tratamiento y descomposición del HCH puro y tendremos que invertir otros 700 en el proyecto de construcción de un gran depósito de seguridad para las tierras contaminadas". "No vamos a aceptar", afirma Maturana, "que quienes irresponsablemente, durante décadas, han perjudicado la salud y el medio ambiente de una población pretendan ahora que sean sus propias víctimas quienes carguen con los gastos de descontaminación a través de los presupuestos públicos".

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