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Reportaje:

Masajes de hace 4.000 años

Unas tablillas demuestran que la medicina en Mesopotamia usaba friegas

Jacinto Antón

Los antiguos sumerios se daban masajes hace ya 4.000 años. Es cierto que esas friegas curativas documentadas en la vieja Mesopotamia nos pueden parecer hoy algo excéntricas -aunque quizá no mucho más que otros masajes que aparecen en los anuncios por palabras-: las practicaban exorcistas vestidos de pez que acompañaban el tratamiento, muy completo, con conjuros. Al final de la sesión, que incluía el uso de aceites y en la que los masajes se realizaban de forma centrífuga, desde el torso hacia las extremidades, los masajistas-sacerdotes colocaban amuletos en las muñecas y los tobillos del cliente, para impedir que las dolencias y los demonios que las causaban entraran de nuevo en el cuerpo.

Una investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, (CSIC) la asirióloga alemana Barbara Bock, ha reconstruido en una investigación esos tratamientos curativos mediante masajes y conjuros. Lo ha hecho a través del estudio de tablillas de arcilla conservadas en distintos museos como el British Museum o el Vorderasiastiches de Berlín.

Los textos cuneiformes relativos a la práctica que ha analizado Beck, algunos inéditos, proceden de bibliotecas y archivos de las grandes ciudades mesopotámicas, como Babilonia, Ur o Nínive. La principal fuente de la investigación ha sido un libro de encantamientos en sumerio y acadio compilado por exorcistas, que se titula precisamente Mushu'u, (Masajes), y que contiene 50 conjuros que acompañaban el tratamiento.

El estudio arroja luz sobre la historia de la medicina y las prácticas sanadoras y muestra de qué manera se imbricaba su uso con la actividad sacerdotal y las creencias religiosas. "Es una situación parecida a la de Egipto, con observación de las enfermedades y su tratamiento con métodos tanto medicinales como mágicos", señala Bock. "Creían que muchas dolencias estaban causadas por demonios y el tratamiento cubría ambos aspectos, el físico y el espiritual. Dado que la terapia tenía un indudable lado psicológico -el uso curativo de la palabra, como diría Laín Entralgo-, no estaba tan lejos de la medicina actual, que se preocupa por el bienestar emocional del paciente". Pero debía ser algo desconcertante que los practicantes no llevaran bata sino un lovecraftiano disfraz con escamas. "Representaban ritualmente a Ea, el dios del agua, la sabiduría, la magia y la creación -el Enki sumerio-, que tiene su morada en el océano subterráneo y aparece como un pez", explica Bock, que reconoce que el aspecto de esos exorcistas masajistas es "curioso".

La técnica de los masajes, apunta la investigadora, era semejante a la actual en la forma de tocar el cuerpo y trabajar los músculos. "Se parecía al enérgico masaje sueco, pero al revés que en éste, que va hacia el corazón, se masajeaba desde el cuerpo hacia las extremidades, para expulsar al demonio". El masaje sumerio se utilizaba terapéuticamente para aliviar migrañas, combatir el agotamiento o remediar parálisis de algún miembro. Mientras lo efectuaba, el masajista-exorcista mesopotámico recitaba un conjuro: "¡Sal de aquí, /como la orina que de la entrepierna gotea,/ como el eructo que la garganta expele...!".

¿Funcionaba la medicina sumeria? "Bueno, en algunos casos sí, trataban las heridas con miel, por ejemplo. Hay en los textos, que incluyen diagnósticos y recetas, curas exitosas, y sabían si una enfermedad era tratable o no. Un manual establece con relación a unos síntomas: 'El médico no debe tratar al paciente, morirá de todos modos".

Imagen de un amuleto asirio en el que aparecen dos exorcistas en traje de pez realizando un tratamiento.
Imagen de un amuleto asirio en el que aparecen dos exorcistas en traje de pez realizando un tratamiento.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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