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Matar por un cuerno vale más que el oro

El Ejército sudafricano ha sido movilizado contra la caza furtiva, que se cobró el pasado año 309 rinocerontes para comerciar con su apéndice

Han sido 309 rinocerontes desde enero hasta final del año pasado. Más del doble que en 2009, cuando cayeron 122. El parque nacional Kruger ha sido especialmente golpeado: ha perdido 129 ejemplares a manos de cazadores furtivos, con métodos cada vez más sofisticados, con mayores recursos y con capacidad para contratar a veterinarios, tiradores profe­sionales o sobornar a guardas o profesionales de seguridad de parques nacionales y reservas privadas. El Gobierno anunció el mes pasado que el ejército colaborará en la lucha contra los cazadores furtivos, que operan en agrupaciones criminales para satisfacer una demanda creciente de cuerno de rinoceronte en el mercado asiático (Vietnam, en particular), espoleada por la creencia, nueva, de que la cornamenta del majestuoso mamífero cura el cáncer. Sudáfrica acoge el 90% de la población de rinoceronte del planeta, unos 21.000 ejemplares. "No estamos hablando solo de medicina tradicional en China. También de una creencia nueva, que se empezó a detectar en 2007 en Vietnam, según la cual medicinas hechas con el cuerno del animal curan el cáncer", explica Joseph Okori, responsable de World Wildlife Foundation (WWF).

Los cazadores se han asociado a redes criminales y usan métodos sofisticados

"El precio se ha disparado y, de manera paralela, ha ascendido el número de ejemplares muertos". Un kilo de harde hout (madera dura en argot afrikaans, expresión que se usa para identificar el cuerno) puede alcanzar los 3.500 euros, un material ya más precioso que el oro.

"Los furtivos se han vuelto más sofisticados y se han aliado con redes criminales internacionales. Avistan a los animales volando en helicópteros, no en el parque Kruger, que es espacio aéreo controlado, pero sí en los parques provinciales o las reservas privadas. Utilizan cazadores profesionales, teléfonos móviles e Internet. Usan las mismas vías que para el tráfico de armas, de personas o drogas, y se aprovechan de unas fronteras porosas", explica Wanda Mkutshulwa, portavoz de SANparks (parques nacionales). Es por ello, agrega Mkutshulwa, por lo que en los próximos meses el ejército retornará al parque Kruger, el mayor del continente, del tamaño de Israel, para patrullar las fronteras con Zimbabue y Mozambique, desde donde se cree que operan algunas de las organizaciones. Otras son locales y ligadas a la extensa comunidad cazadora del país, que se aprovechan de que Sudáfrica concede licencias para la caza de rinocerontes para trofeo y poder hacer pasar así por legales los cuernos obtenidos furtivamente.

Cazadores profesionales y veterinarios locales forman parte de las 147 personas detenidas por caza ilegal de rinoceronte el pasado año. Los veterinarios administran sedantes desde los helicópteros para inmovilizar al animal, que yace inconsciente mientras le seccionan la cornamenta y luego es abandonado para que muera desangrado. Si es una hembra con cría, esta, que permanece al lado de la madre, también es ejecutada.

"Son números terribles, aunque parezca que 300 de 20.000 no son muchos. Pero debemos tener en cuenta que una hembra se queda preñada cada cinco años. A las muertes naturales hay que añadirles las de la caza legal, unas cien, y luego la ilegal. El riesgo para la especie es enorme. Y hemos tenido suerte que parece que no distinguen entre rinocerontes blancos y negros", explica Faan Coetzee, de la ONG local Endangered Wildlife Trust (EWT). Quedan poco más de 4.000 in­­di­­vi­­duos de rinoceronte negro, especie declarada en peligro de extinción, aunque esta cifra va aumentando lentamente y, por fortuna, no han sido de los más afectados por la oleada de muertes causadas por los furtivos.

La situación ha generado un gran movimiento en Sudáfrica. Las cadenas de radio han organizado recogidas de dinero entre la población (que han servido, entre otras cosas, para instalar microchips en los cuernos y poder situar y controlar a los grupos de rinocerontes) y multitud de ONG se han organizado bajo un solo paraguas para coordinar la lucha contra la caza furtiva.

El Gobierno decidió en octubre la creación de una unidad antifurtivos. "Es pequeña y su radio de acción debería ampliarse a las cuatro regiones más afectadas: el noroeste, Limpopo, Kruger y KwaZulu-Natal", señala Coetzee, que considera que, aun así, las medidas establecidas harán que 2011 no sea otro año trágico para estos mamíferos. "Los jueces, que también se han sensibilizado, están imponiendo penas más duras, de hasta 20 años de prisión, y eso es algo que debe continuar". EWT iniciará este año un programa de apoyo a los propietarios de reservas privadas (con unos 5.000 animales) para que puedan aumentar las medidas de seguridad en sus fincas. "Algunos sí han reforzado sus estructuras de seguridad, pero no todos con la misma intensidad aunque es un animal que les ha costado 35.000 euros y deberían gastarse dinero en protegerlo. Aun así, con aumentar la vigilancia y tener a los animales controlados ya ganaríamos mucho", dice Coetzee.

El Ejército se desplegará para controlar las fronteras en el Kruger y dotará a los guardas forestales de equipos de visión nocturna. Mientras, a cuentagotas, las fuerzas de seguridad van arrestando a más cazadores.

Joseph Okori, por su parte, no es tan optimista. "Requiere tiempo y muchos más recursos de los aportados hasta ahora. Seguramente 2011 verá un número similar de animales muertos". El responsable de WWF sí elogia el hecho de que el Gobierno sudafricano haya mantenido reuniones con sus homólogos en China y Vietnam para que estos controlen la entrada ilegal de cuerno de rinoceronte en sus países. "Es algo que el resto de países del mundo debería hacer, presionar para que los países asiáticos se sumen a impedir el tráfico ilegal". No será fácil: hace dos años, diplomáticos vietnamitas fueron grabados en vídeo recibiendo cuernos de rinoceronte frente a la embajada de su país en Pretoria. Los cuernos viajaban en valija diplomática.

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