_
_
_
_
_
Reportaje:

Medusas de novela

Un 'thriller' científico especula sobre una plaga planetaria de las gelatinosas y urticantes criaturas

Jacinto Antón

En total sincronía con su enervante arribada a nuestras playas, las medusas llegan a la novela. Medusa (Plaza & Janés), es el título de la obra escrita a cuatro manos por dos amigos que viven en Barcelona, Sergio Rossi y Toni Polo, biólogo marino del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC uno, periodista el otro, que acaba de publicarse y que narra un suceso no por imaginario menos estremecedor: una plaga mundial de esos animales gelatinosos y urticantes que amenaza con provocar el caos total en el planeta.

Al inicio de la novela, en la línea de los thrillers científicos de un Michael Crichton, una especie desconocida de medusas ha proliferado de manera espeluznante en todos los océanos hasta convertirse en una amenaza para la pesca, el turismo -que ha bajado, se nos informa, un 70 % en la zona mediterránea- e incluso el tráfico marítimo, pues las masas de gelatina de sus cuerpos son capaces de colapsar los sistemas de refrigeración de los barcos. Dos expediciones científicas rivales, una estadounidense y la otra europea -liderada por un biólogo catalán- tratarán de detener la plaga desde su fuente, en un profundo cañón marino en la costa de Namibia.

Una expedición liderada por un catalán trata de detener la plaga en la costa de Namibia

Rossi y Polo, que se basan en datos científicos y defienden que en su novela todo es como mínimo "plausible", no han imaginado una medusa gigante y maligna que se coma a la gente -un Tiburón de gelatina y tentáculos, vamos- sino algo más sutil y científico: una minimedusa capaz de comportamientos sorprendentes y que se manifiesta en blooms, "crecimientos exponenciales incontrolados" de ¡hasta 500 medusas por metro cúbico de agua! La verdadera protagonista de la novela -que se lee con fruición- es esa fabulosa Gillaia inexpectata, cuyo nombre es un homenaje al jefe de Rossi, el biólogo marino Josep Maria Gili y que, pese a su capacidad devastadora, no llega a 30 milímetros.

"El mensaje no es que hay que matar al bicho en plan Spielberg, sino que hay que parar a los culpables de su proliferación, que somos nosotros, los seres humanos, por la sobreexplotación de los mares", explica Rossi. Las medusas proliferan mucho en la realidad, dice el biólogo, no sólo en el Mediterráneo, sino en los fiordos de Noruega o el Mar Negro. "Y van a ir a más". Si queremos que dejen de sobreabundar "hay que levantar el pie del acelerador de la pesca", pues las especies que más se capturan son sus grandes depredadores.

En la novela uno esperará en balde que las medusas den cuenta de algún personaje o al menos del malo -un ambicioso, mediático y tramposo científico estadounidense apóstol de la fast science y que sueña con ser editor de Science-. "Lo sabemos, tuvimos la tentación, pero no hemos querido presentarlas como monstruos -al cabo las medusas son pasivas, las arrastra el mar, no van a por los bañistas- sino como organismos interesantes y complejos, criaturas que pese a ser endebles e insignificantes son capaces de crear un daño económico enorme: son pequeñitas pero joden mucho".Para los autores, las medusas, esas "frágiles hijas del mar" como las denominaba Michelet (los que han sufrido su picadura las saludan con adjetivos menos poéticos), son "bonitas" y "especialmente fotogénicas". Lo que no es óbice para que puedan matarte. Rossi pone como ejemplo a las cubomedusas, "extremadamente tóxicas: si te pican mueres" y recuerda que en Australia provocan más fallecimientos las medusas que los tiburones.

Un novela, pues, Medusa, acuerdan los autores, ideal para el verano. Y para leer mientras no te puedes bañar por culpa precisamente de ... las medusas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_