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Mil universidades lanzan el espacio iberoamericano del conocimiento

El Santander anuncia 600 millones en cinco años para proyectos universitarios

J. A. Aunión

Se podría decir que es un movimiento desde abajo. Los casi mil rectores (985), y delegaciones de otras 72 universidades se han reunido en Guadalajara (México) para intentar marcarle a los países de Latinoamérica (Gobiernos, sociedades, empresas y a ellas mismas, las instituciones académicas) el camino que creen que hay que recorrer para construir un espacio iberoamericano del conocimiento, al estilo de lo que ha hecho -salvando las distancias y con todos los matices que se puedan señalar- el proceso de Bolonia en Europa.

Todos los países iberoamericanos, incluidos España y Portugal, así como EE UU, Reino Unido, Australia o China, están representados en el II Encuentro de Rectores Universia -al que está invitado este diario-, organizado por el Banco Santander, a través de Universia. En la reunión se debatirán hasta hoy 11 ponencias elaboradas con la participación de miles de universitarios (rectores, profesores y alumnos).

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El objetivo es gigantesco y difícil: hacer despegar a las universidades iberoamericanas, superando las carencias gracias a la cooperación, y que la educación superior pueda convertirse en un verdadero motor de mejora social. Para empezar, porque requiere (aunque no solo) más inversión en educación superior, por lo que es necesario el compromiso de los Gobiernos, que además deberán ponerse de acuerdo para la convergencia de sus políticas educativas. Los Gobiernos de la región, en 2005, se comprometieron a avanzar en ese espacio, pero "las manifestaciones políticas han ido más lejos que las acciones reales", dice el texto de una de las ponencias. En la inauguración oficial del encuentro, celebrada ayer, estuvieron el presidente de México, Felipe Calderón, y el ministro de Educación español, Ángel Gabilondo. "Estaré muy atento a las conclusiones del encuentro", dijo Calderón.

La actual crisis económica podría ser desalentadora para quien quiera avanzar en ese proyecto, pero quizá, paradójicamente, podría ser el momento preciso para hacer despegar a la educación superior de América Latina, a pesar de las dificultades que históricamente arrastra la zona que probablemente muestra las mayores diferencias del planeta (tanto entre países como dentro de ellos). "La región iberoamericana ha podido, por primera vez en la historia contemporánea, sortear mejor las dificultades económicas sobrevenidas que otras zonas, como Europa o Estados Unidos, y eso es una excelente noticia", dijo Emilio Botín, presidente del Banco Santander, que a través de Universia (una red que agrupa más de 1.100 universidades), organiza el encuentro mexicano como continuación del primero, celebrado en Sevilla en 2005. Botín anunció que su entidad destinará 600 millones de euros en los próximos cinco años a proyectos universitarios (lo que eleva sustancialmente la cifra destinada en los últimos cinco: 375 millones en 15 países de cinco continentes).

Los organizadores han insistido en darle al encuentro un fuerte componente social -la reunión se titula Por un Espacio Iberoamericano del Conocimiento socialmente responsable-, no solo en el sentido de aumentar el acceso a la educación superior (hay países de la región tan potentes como México, que están por debajo del 30% de jóvenes con acceso), sino en el sentido de dar nuevas soluciones a los nuevos retos de la sociedad: crisis financiera, globalización, cambio climático, desarrollo sostenible. Así lo explicó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro.

De las ponencias del encuentro saldrán una serie de conclusiones que pretenden incluir medidas concretas a poner en marcha que no se queden en diagnósticos de situación o en mera declaración de intenciones. Entre ellas, habrá iniciativas para consolidar programas de movilidad de alumnos y profesores (lo que algún día intentaría ser una especie de Erasmus iberoamericano), una estructura de titulaciones comparable para que el reconocimiento de títulos o de estancias de estudios sean más sencillos; o hacer mecanismos de control de la calidad, especialmente importante este último punto en una región donde sus universidades, al igual que ocurre en su sociedad, son enormemente desiguales: hay universidades mundialmente competitivas junto a otras de poca calidad.

El presidente de México, Felipe Calderón (izquierda), y Emilio Botín en el II Encuentro de Rectores Universia.
El presidente de México, Felipe Calderón (izquierda), y Emilio Botín en el II Encuentro de Rectores Universia.EFE

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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