_
_
_
_
_
FUTURO

Organismos extremófilos Bacterias halladas sobre el lago Vostok aumentan su atractivo

Un lago cuya existencia se ha podido sólo suponer mediante el radar, aislado durante un millón de años del resto del mundo, se está convirtiendo en una nueva frontera terrestre. El Vostok, enorme lago subglacial antártico, cubierto por hielo de cuatro kilómetros de espesor, es, por ahora, fruta prohibida para la ciencia. Las bacterias recientemente descubiertas en las perforaciones del hielo a poca distancia del agua lo hacen más atractivo que nunca.

Las perforaciones se interrumpieron en 1998 a pocos metros por encima del nivel al que se supone que empieza el lago -de 14.000 kilómetros cuadrados de extensión- porque si los científicos lo contaminan al intentar estudiarlo, todo el esfuerzo será en vano. Se están poniendo a punto herramientas que puedan explorarlo sin transmitirle nada del mundo exterior.Mientras tanto, dos equipos de científicos estadounidenses comunicaron el mes pasado el hallazgo de diversas bacterias, con características primitivas, en las muestras extraídas de la capa de hielo que cubre el lago Vostok. Las bacterias estaban a unos 3.600 metros de profundidad, a sólo unos 120 metros de la interfaz entre el hielo y la supuesta agua del lago, al que nunca ha llegado el ser humano. Las bacterias se supone que vivían en el agua del lago, que en algún momento se volvió a helar y formó la parte más profunda de la cubierta.

Este primer resultado de la búsqueda de vida en este ambiente hostil ha supuesto un impulso para las investigaciones, financiadas por Estados Unidos, Francia y Rusia. Este último país fue el pionero en el estudio de la zona y mantiene allí una base. La NASA estadounidense apoya las investigaciones porque quiere probar en el lago técnicas e instrumentos que no contaminen y que pudieran utilizarse luego en la exploración de la luna Europa de Júpiter, bajo cuya cubierta helada los más optimistas creen adivinar oceános de agua.

Los análisis del material genético de las bacterias indican que, aunque han permanecido aisladas durante al menos un millón de años, son muy parecidas a bacterias existentes actualmente en otros lugares de la Tierra. Al incubar las bacterias, algunas de ellas han revivido -como se deduce de los compuestos que excretan-, lo que hace suponer a los científicos que puede haber vida en el Vostok. Sin embargo, se desconoce totalmente con qué nutrientes y fuentes de energía se alimentarían las bacterias del lago. Claro, que tampoco se sabe muy bien por qué se conserva el agua sin helar en esa zona. Se supone que se debe a la presión del hielo que lo cubre o a que existe alguna fuente geotérmica. El lago es el mayor de 80 lagos subglaciales identificados en la Antártida. Con las perforaciones en el hielo no sólo se busca vida. El estudio de los cilindros extraídos ha permitido reconstruir el clima en la zona hasta hace 400.000 años. Si se pudiera explorar el fondo del lago, sus sedimentos permitirían remontarse en la historia climática a más de un millón de años.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_