El PP utiliza contra el Gobierno el caso de Marta del Castillo

Ha sido la ovación más sincera de la sesión. El PSOE y medio Gobierno han arropado este martes al ministro de Justicia, Francisco Caamaño, que ha tenido que responder una pregunta parlamentaria del PP en el Senado sobre sus declaraciones en las que dijo que los acusados por el crimen de Marta del Castillo tenían "derecho a mentir". El senador del PP Rafael Salas ha pretendido ver en las palabras del ministro una "justificación de que la investigación no avance" y le ha acusado de justificar a los asesinos y jugar con el dolor de los padres de la joven sevillana desaparecida.

"El principio de que un acusado tiene derecho a no declarar o a no decir la verdad "está en la Constitución, "que he prometido defender" ha contestado Caamaño en un tono de irritación sorprendente en él. "¡Hasta los de la Gürtel!", ha gritado un senador socialista. "¡Qué actitud más miserable!", se ha oído decir a otro. Medio Gobierno, presidente incluido, se ha quedado en el banco azul del Senado esta tarde escuchando a Caamaño.

La irritación del grupo socialista era patente. "Al final, va a ser Marta la que tenga la culpa de todo, ha dicho el padre", le ha espetado el senador a Caamaño en un momento de su argumentación. En opinión del senador Salas, el ministro "justificó la posición de los implicados y se alejó del dolor de las víctimas de esta tragedia. En lugar de confortar, hurgó usted en la herida". El senador del PP ha acabado pidiendo que se eleven "de forma ejemplar" las penas por estos delitos y que se "cumplan íntegramente".

Caamaño ha recordado al PP que sus palabras tan sólo reproducían lo que dice la Constitución, lo que dicen "todos los tribunales" y hasta la doctrina del Tribunal Constitucional (el ministro fue letrado de este tribunal). "Les he oído hacer populismo y demagogia con muchas cosas, pero deploro especialmente que lo hagan con el dolor de las víctimas, aprovechándose de su dolor". Caamaño ha acusado al PP de que "por desgastar al Gobierno o arañar un puñado de votos, son capaces de avivar las cenizas del dolor para quemar ni más ni menos que las libertades fundamentales de este país". El grupo socialista cerró con una enorme ovación las últimas palabras del ministro: "Esta ha sido mi respuesta, señoría. Tan clara como la letra de la ley. Ahora le toca a usted explicar a los españoles por qué lo plantea aquí [en el Parlamento]".