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Padres nepaleses reclaman a sus hijos adoptados en España

Las ONG denuncian irregularidades en la entrega de niños con familia local

A la muerte de su marido, Nirmala Thapa, nepalés de 35 años, se vio obligada a entregar a sus tres hijos más pequeños a un centro de menores. Le ofrecían cuidarlos y educarlos mientras se recuperaba de su asfixia económica. Pero, cuando quiso recuperarlos, descubrió que habían sido entregados en adopción a una familia española. Es uno de los casos registrados por CWIN, una ONG nepalesa para la protección de los niños.

"La mujer lleva tres años intentando que le devuelvan a sus hijos, pero es muy difícil: ella firmó una carta en la que cedía la potestad, pero la engañaron porque no sabe leer", dice Madhav Pradhan, director de CWIN. Pradhan asegura que su ONG ayudó a Thapa a denunciar el caso ante el Gobierno del Distrito en Katmandú. Su organización ha apoyado a otras cinco familias nepalesas a reclamar a siete niños que han sido adoptados por españoles. En su opinión, "en Nepal la mayoría de las adopciones internacionales se han hecho irregularmente".

Los progenitores dicen que firmaron los papeles engañados
Los adoptantes afirman que los chicos vivían en la extrema pobreza
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Un estudio del año pasado de Unicef y la ONG suiza Terre des Hommes (TDH) afirma que la mala regulación propiciaba la venta, secuestro y tráfico de niños, y que florecía una industria en la que "se tiene más en cuenta el beneficio económico que el bienestar de los menores". Los padres adoptivos pagaban hasta 25.000 dólares (unos 20.000 euros) por niño. El director de un centro reconoce que muchas veces se engaña "a la gente pobre de las áreas rurales diciéndoles que llevarán a sus hijos a un internado en Katmandú, y luego son dados en adopción a extranjeros". Siete de cada nueve progenitores firmaron la carta en la que cedían a sus hijos sin entenderla, dice el informe.

Unicef y TDH no aclaran qué porcentaje de niños llevados a España estaba en esta situación, pero sí que "las irregularidades no son extrañas". Hasta el 80% de los pequeños podrían haberse quedado en Nepal "y ser reunidos con familiares", dice el delegado de TDH, Joseph L. Aguettant.

España es el país que más nepaleses ha adoptado desde 2000 (681 de los 2.314 entregados). De ellos, unos 170 llegaron el año pasado. Fuentes de la Embajada de España en Nueva Delhi aseguran que su papel ha sido dar el pasaporte para los niños si los documentos están en orden.

Los españoles consultados por este diario dicen que sabían que sus hijos adoptivos tenían padres biológicos, pero que en Nepal hay familias tan pobres que creen que sus hijos estarán mejor en el extranjero. "Mi hija es suficientemente grande para expresar sus deseos y quería ser adoptada: su madre acababa de enviudar y no podía mantener a todos sus hijos", dice José Luis (nombre supuesto). María (otro apodo) cuenta que conoció a los padres de su hija cuando fueron al Ministerio de Justicia para corroborar por segunda vez que querían dar en adopción a la niña. "Era una familia pobre que estaba relativamente contenta y tranquila de que la cría pudiera seguir adelante en mejores condiciones. Todo ha sido transparente", dice. Los españoles consultados coinciden en la rectitud del proceso. También en que lo ideal es que los padres biológicos pudieran quedarse con sus hijos, pero que eso es "utópico" en un país tan pobre.

Pero los defensores de los derechos del niño opinan lo contrario: "Es muy arrogante pensar que sólo porque somos más ricos vamos a dar un futuro mejor. Los niños siempre estarán mejor con su familia y, si no, en su país. No nos oponemos a la adopción internacional, pero debe ser el último recurso", dice el representante de TDH. Coincide la representante de Unicef en Nepal, Joanne Doucet. "Se debe promover la adopción dentro del país", pide. Sin embargo, sólo el 4% de los niños se queda con familias locales. La secretaria del Ministerio de la Mujer y la Infancia no entiende la postura de Unicef y TDH: "Muchos niños estarán mejor fuera", dice.

Mientras tanto, en los centros infantiles y orfanatos de Nepal hay unos 15.000 niños, de los cuales muchos tienen padres y llegaron ahí por fraude o coerción. Las irregularidades se multiplicaron a partir de 2000, cuando un orfanato perdió el monopolio y sus trabajadores "crearon sus propios centros de menores como negocio", dice el encargado de TDH. En estos lugares los niños viven en pésimas condiciones.

En cuanto a los menores nepaleses que están en España y que "no son huérfanos en el sentido estricto de la palabra", los expertos opinan que hay muy pocas posibilidades de que vuelvan a su país. "Ahora es muy tarde. Después de que la adopción ha sido declarada son ciudadanos españoles", lamenta el delegado de TDH.

Niños nepaleses juegan  en un orfanato en Katmandú.
Niños nepaleses juegan en un orfanato en Katmandú.AFP

El negocio

Dar niños en adopción a extranjeros es un buen negocio para los orfanatos nepaleses. Según las conservadoras cifras de Unicef y la ONG suiza TDH, estas prácticas reportaron a los centros unos dos millones de dólares (1,5 millones de euros) sólo en 2006. Y podría ser mucho más, porque los centros presionaban a los adoptantes a dar más dinero después de que se encariñaran con el niño.

Los españoles entrevistados negaron haber sido extorsionados. "No vi nada turbio en Nepal, pero, como en todas partes, pudiera haber personas malas que se enriquezcan con esta situación. La culpa la tienen las familias que van a adoptar con la chequera por delante", dice una madre adoptiva.

Desde enero de este año, el Gobierno de Nepal ha introducido nuevas regulaciones al proceso a raíz de las presiones de los trabajadores por los derechos del niño. Ahora los menores sólo pueden ser dados en adopción a través de centros registrados, y el Ministerio de la Mujer y la Infancia asigna los niños a las familias. Aun así, los defensores de los derechos de los niños son pesimistas. "La situación es dudosa: los centros que traficaban todavía están operando y podrían abastecer de niños a los que sí están acreditados", dice el delegado de Nepal de TDH, Joseph L. Aguettant.

Otra de las graves preocupaciones es que "los directores de los centros son los que deciden qué niños son adoptables y a la vez son quienes reciben el dinero: así que les conviene considerar a más niños huérfanos para darlos en adopción internacional", cuenta Joanne Doucet, de Unicef.

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