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Reportaje:

Palomares quiere pasar página

Los vecinos exigen que se descontamine la zona donde cayeron las bombas - Limpiar de plutonio los 50.000 metros cúbicos afectados costaría 25 millones

Fernando J. Pérez

El alcalde pedáneo de Palomares (Almería), Juan José Pérez Celdrán, del PP, acompaña a los periodistas a los lugares contaminados por las bombas atómicas que cayeron en enero de 1966 , cuando un B-52 estadounidense colisionó con un avión nodriza sobre la vertical del pueblo. El edil está cansado de que a Palomares, con 1.500 habitantes, solo se le conozca por el accidente nuclear, y no por sus tomates raf o sus playas. Sin embargo, esconde su hartazgo, compartido por los vecinos, bajo una capa de humor gris oscuro: "Esos que están allí posados son los famosos pájaros radiactivos de Palomares, y ahí está el cementerio, donde metemos a los que se mueren de radiación". Según un estudio del Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, dependiente del Ministerio de Ciencia) de diciembre de 2008, en Palomares queda aún medio kilo de plutonio radiactivo y 50.000 metros cúbicos de tierra siguen contaminados. Los terrenos, expropiados o alquilados a sus dueños, están vallados por el Ciemat desde 2007. Vecinos, políticos locales y ecologistas exigen que se descontaminen definitivamente, como planteó el Gobierno, a través del Ciemat, en 2004. Solo así, afirman, se podrá pasar página a un episodio que ha marcado, para mal, la imagen del pueblo. La contaminación afecta a terrenos rústicos de Palomares y a una zona urbanizable del vecino municipio de Vera.

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El problema ahora es que Estados Unidos, que tras el siniestro se llevó 1.700 toneladas de tierra radiactiva y durante cuatro décadas ha sufragado los estudios del Ciemat sobre Palomares, ha optado por desentenderse del problema. "Nos da igual quién pague la descontaminación, pero tiene que hacerse. Nosotros tenemos que exigir al Gobierno que adopte las soluciones del estudio del Ciemat", proclama Jesús Caicedo (PP), alcalde de Cuevas del Almanzora, municipio del que depende Palomares. La limpieza de los suelos costaría alrededor de 25 millones de euros.

Caicedo, alcalde y senador, considera el contencioso un "tema principal" de su agenda y recuerda que en el pueblo ni hay contaminación superficial, ni nadie se ha visto afectado en su salud. "Parece que el tema le afecta más al que vive en Madrid que al que está aquí", afirma. El regidor piensa más en "el día después" de la limpieza y en convertir el suceso de Palomares en un museo para atraer al turismo

Los residentes en Palomares son de la misma opinión. "En general, a la gente de aquí esto le resbala y solo quiere olvidar", afirma Manuel González, de 81 años, y que, según cuenta, tuvo en su casa durante meses un trozo de la carcasa de la bomba. "La usaba como pisapapeles, hasta que un día se la entregué a un capitán del Ejército de Estados Unidos"

"¿A qué viene mover otra vez todo esto?", se preguntan sus convecinos Antonio Sabiote y María Flores, de 81 y 77 años, y en cuya parcela cayó parte del B-52. Su hija Isabel va más lejos: "Los jóvenes vivimos aquí del campo y no podemos dejar que se tire por tierra nuestro pueblo".

Un agricultor fumiga una plantación junto al terreno vallado de Palomares en el que cayó una bomba en 1966.
Un agricultor fumiga una plantación junto al terreno vallado de Palomares en el que cayó una bomba en 1966.JULIÁN ROJAS

"A mí no me compra nadie"

El contencioso de Palomares ha sido una espina constante en las relaciones entre España y Estados Unidos. En los cables de Wikileaks se recoge cómo el ex ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, le insistió, en diciembre de 2009 a la secretaria de Estado Hillary Clinton para que EE UU pagase parte de la descontaminación de los suelos. Moratinos mencionó a su homóloga el último estudio del Ciemat sobre la presencia de plutonio y americio en Palomares cuya divulgación podía "volver en contra de EE UU" a la "opinión pública española".

En otro cable se señala que la Embajada estadounidense y el Departamento de Energía (DOE) "se encargaron" de que el alcalde de Cuevas de Almanzora, Jesús Caicedo, "recibiera un trato de VIP" durante un viaje privado a Washington en noviembre de 2005. Caicedo afirma que los norteamericanos "no pagaron ni un café" y muestra los billetes de avión, que conserva, para demostrar que el viaje, con tres escalas para hacerlo más económico, la estancia y los gastos los pagó de su bolsillo. "La idea, una vez allí era visitar por cortesía a John Shaw [secretario adjunto del DOE, que estuvo en Palomares en septiembre de 2005]. Pero de VIP, nada, fui y volví en metro, y casi me pierdo", se ríe Caicedo. "Mi interés es que se limpie Palomares, a mí no me compra ni deslumbra nadie", afirma.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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