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El Parlamento francés debate sobre sancionar a los clientes de las prostitutas

Antonio Jiménez Barca

Un grupo de diputados de la Asamblea Nacional francesa, compuesto por parlamentarios de varias formaciones políticas, entregaron ayer un informe en el que propugnan que se castigue al cliente de la prostitución con una multa de 3.000 euros y seis meses de prisión. El estudio, titulado La exigencia de la responsabilidad. Terminar con el mito del oficio más viejo del mundo, es el resultado de seis meses de trabajo, más de 200 entrevistas con personas relacionadas con la prostitución (policías, jueces, prostitutas, asociaciones...) y varias visitas a distintos países a fin de comparar las distintas legislaciones. El modelo sueco, en el que está prohibida la prostitución, ha inspirado finalmente a los parlamentarios.

Danielle Bousquet (Partido Socialista francés) y Guy Geoffroy (Unión por un Movimiento Popular, el partido de centroderecha de Nicolas Sarkozy), que defienden la propuesta, consideran que "existe la prostitución y la trata de seres humanos porque existe el cliente". Y añaden, en una entrevista publicada ayer en Le Parisien: "No se trata de legislar dejando que se creen establecimientos que sacan beneficios, tipo burdeles, como en España, por ejemplo. Hay que explicar a nuestros hijos que el cuerpo humano ni se vende ni se alquila. Y repetir a los clientes que comprar sexo incita a la trata de seres humanos y al horror que eso supone".

Los impulsores de la ley consideran que el ejemplo sueco es un éxito: a su juicio, la prostitución ha desaparecido de la calle y ha disminuido en un 50%. La ministra de Solidaridad, Roselyn Bachelot, se ha mostrado partidaria de la iniciativa. "No existe la prostitución libre o consentida", explica. Por su parte, el ministro del Interior, Claude Guéant, se ha mostrado más reservado: "Es difícil convertir en un delito lo que hace el cliente cuando, de hecho, la prostitución, por sí misma, no está considerada un delito en Francia".

El anuncio de la propuesta que, en teoría, se debatirá dentro de unos meses en la Asamblea Nacional, ha suscitado un vivo debate en Francia. Algunos tildan la iniciativa de hipócrita, recordando que si en Suecia ha bajado la prostitución, ha subido en los países limítrofes, en una suerte de traslado del problema y no de eliminación. Otros denuncian que es, simplemente, un brindis al sol, una propuesta que se repite cíclicamente pero que nunca se lleva a cabo en realidad.

Philippe Caubère, un actor que reconoce haber mantenido relaciones sexuales con prostitutas, encuentra la propuesta simplemente "abyecta". "Todo esto no es sino populismo. Después de los inmigrantes, ahora las prostitutas. Hay un desprecio a las libertades individuales. Cliente o prostituta, cada uno hace lo que quiere con su cuerpo y el Estado no tiene por qué meterse", explicaba en Le Parisien.

En Francia se prostituyen cerca de 20.000 personas, de las que el 80% son mujeres.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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