"Quiero irme rodeada de mis hijos, amigos y médicos, festejando el viaje"
En las entrevistas que recientemente se habían publicado con Chantal Sébire, la enferma había declarado: "quiero irme rodeada de mis hijos, amigos y médicos, festejando el viaje antes de dormirme definitivamente al alba". Su caso ha conmocionado a la opinión pública francesa, concienciada por otros anteriores.
Fue el del tetraplégico Vincent Humbert el que obligó a legislar sobre esta cuestión tan delicada. "El suicidio es un derecho que tienen las personas pero no es materia sobre la que convenga proponer regulaciones legales", dijeron en su momento quienes temían abrir la puerta a derivas eugenésicas y preferían que cada caso se resolviera a partir de un acuerdo privado entre médicos, paciente y familiares. El problema, varias veces planteado y que ha llegado hasta la Corte Europea en Estrasburgo, es el que implica equiparar la eutanasia activa al asesinato.
"La señora Sébire necesitaba de un acompañamiento especial, de diálogo y de un trato que la tranquilice mientras espera la muerte", dijo el diputado Jean Leonetti. Quizá sucedió así.
La asociación que milita a favor del derecho a morir dignamente, espera que el caso de la señora Sébire sirva "para hacer avanzar las cosas, para que se acelere la reflexión y nos inspiremos en los países vecinos". Sus portavoces han puesto de relieve que sólo en Suiza se acepta el "suicidio médicamente ayudado". Se lo facilitan a extranjeros que llegan con un dossier sólido y convincente.
Marie Humbert, que forma parte de la asociación a favor del derecho a morir dignamente, ha reconocido haber escrito a Carla Bruni-Sarkozy para que interviniera y ayudara a modificar el punto de vista de su marido. "Hace años coincidí con ella en un plató de televisión y me expresó su comprensión respecto a mi gesto para con mi hijo. Fue muy cariñosa conmigo".
