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El número de españolas que abortó en Londres el pasado año descendió más de un 50%

Londres ha sido durante años la meta obligada de mes de españolas que tenían que poner fin a un embarazo problemático. Pero la autorización, el año pasado, en España de las primeras clínicas y centros privados que realizan interrupciones voluntarias de embarazo ha provocado un significativo descenso en el número de las que recurren a los servicios de esas clínicas londinenses. En 1986 abortaron allí 11.935 españolas, y los datos provisionales de 1987 sitúan esa cifra en torno a las 5.009. A pesar de ello, y dadas las dificultades sociales que subsisten para el desarrollo de la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo, una asociación británica de planificación familiar sin ánimo de lucro, Population Services, se ha ofrecido al Ministerio de Sanidad para atender a las mujeres más necesitadas económicamente.

Durante años, las españolas han ocupado el primer puesto de los grupos de extranjeras que solicitaban con mayor frecuencia los servicios de las clínicas dedicadas casi exclusivamente a la realización de abortos en Londres. De hecho, varios de esos centros contaban con españolas contratadas específicamente para resolver las dificultades de idioma de sus compatriotas. Esta situación comenzó a romperse tímidamente en 1985, al entrar en vigor en España la ley de Regulación de la Interrupción Voluntaria del Embarazo o ley del aborto.Ese año abortaron en Londres 17.688 españolas, según las cifras oficiales, recogidas por la Office of Population, Censures and Surveys (Oficina de Censos y Encuestas de Población). En 1986 pasaron por las clínicas londinenses 11.935 españolas y, según datos provisionales, en 1987 fueron cerca de 5.000.

Canarias

Un grupo significativo de las españolas que siguen viajando fuera de sus fronteras para poner fin a un embarazo -incluso aunque se trata de un caso previsto en la ley, como los de riesgo para su salud, física o mental, o un problema de malformación en el feto-, proceden de las islas Canarias, según el doctor Timothy Rutter, director hasta hace un año de varias clínicas en Londres y Amsterdam que atendían casi exclusivamente a españolas.Probablemente el motivo de que continúe esta afluencia masiva desde las islas se deba al que hecho de que en esa comunidad autónoma no ha existido una clínica privada autorizada para la práctica de interrupciones voluntarias de embarazo hasta hace unos días, y que el coste del viaje a la Península es más elevado que el de los charters organizados a Londres.

Curiosamente, los centros que han tenido mayores dificultades para funcionar y han sufrido incluso la detención de algunos de sus miembros -como es el caso de la clínica Dator, en Madrid, y Acuario, en Valencia- son los que tienen una mayor demanda de sus servicios. Muchas mujeres ignoran la existencia de un centro en su propia ciudad, pero han conocido la existencia de Dator o Acuario por las informaciones aparecidos en los distintos medios de comunicación a raíz de las detenciones y se dirigen directamente a éstos, desplazándose hasta Madrid o Valencia, para solucionar su problema.

Coste

Las clínicas privadas absorben actualmente más del 90% de los abortos que se realizan en España, dadas las dificultades que plantean los servicios de tocoginecología de los hospitales públicos para dar esta prestación a los afiliados a la Seguridad Social.La ley de aborto británica, muy similar a la española, tardó unos cinco años en ser aplicada con normalidad, según el doctor Rutter. Actualmente, el 45% de los abortos se realiza en los hospitales públicos, y un 90% se debe a causas sociales. Además, dos tercios de las clínicas privadas están en manos de varias fundaciones, que ofrecen precios económicos. Generalmente el coste de la intervención es de 108 libras esterlinas (unas 22.000 pesetas).

Una de esas fundaciones, Population Services, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja en el campo de la planificación familiar en países del Tercer Mundo desde finales de los años sesenta, se ha puesto recientemente en contacto con el Ministerio de Sanidad para ver las posibilidades de abrir un centro en España o recibir a mujeres españolas en Londres a un precio por intervención, 20.000 pesetas, más bajo que el que cobran las clínicas españolas autorizadas. El coste de la intervención en estos centros oscila entre las 30.000 pesetas y las 50.000 pesetas, según se realice la intervención con anestesia local o general.

Muchos médicos del Servicio Nacional de Salud inglés prefieren desviar a las pacientes que quieren abortar a las clínicas privadas, según Helen Axby, directora de una las dos clínicas que tiene Population Services en Londres, "ya que una parte del coste lo abona el municipio y los costes son más económicos porque son centros montados específicamente para planificación familiar y los problemas relacionados con ella". Population Services tiene centros abiertos en Nueva York, Colombia, Sri Lanka, Perú, India y Kenia. Además, en otros muchos países realiza una labor de asesoramiento sobre cómo organizar los centros y solucionar los trámites legales.

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