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Rajoy cede a la presión conservadora y anima a acudir a marchas antiaborto

El líder del PP se moja para tratar de aplacar la presión de grupos católicos

Carlos E. Cué

Si hay un asunto que al PP le gusta poco, porque no le crea más que problemas, es el aborto. En el único gran partido del centro derecha español, un caso muy raro en Europa, donde la derecha suele estar dividida en dos, conviven al menos dos almas. Por un lado, los liberales moderados, algunos incluso proclives en privado a una ley de plazos similar a la de otros países, como la muy católica Italia. Por otro, los más cercanos a los postulados de la Conferencia Episcopal y algunos miembros del Opus Dei.

Esta tensión infinita se refleja cada vez que se debaten internamente asuntos morales, como el matrimonio homosexual. El PP intenta por eso mantener un perfil bajo en el aborto, e insiste en que es un debate que "no interesa a la sociedad", que está centrada en la crisis económica.

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Pero la presión de los grupos antiabortistas y el voto católico, imprescindible para el PP, que nunca osa criticar en público a la Conferencia Episcopal, se ha notado en las últimas semanas por la resistencia de los populares a sumarse a la marcha antiabortista convocada en Madrid el 17 de octubre. El proyecto de ley -que establece el aborto libre hasta la semana 14 de gestación- está sólo pendiente del informe del Consejo de Estado antes de ser aprobado por el Consejo de Ministros.

La organización Hazte Oír, una de las convocantes (fue también la instigadora de las grandes marchas contra la regulación del matrimonio homosexual), incluso estaba invitando a mandar mensajes para presionar a los populares, en una campaña titulada El PP huye de la marcha por la vida. Ante la evidencia de que la tensión crecía, Mariano Rajoy decidió ayer mojarse.

Sin que nadie le preguntara -lleva meses sin ofrecer una rueda de prensa en Génova-, en su discurso ante la Junta Directiva Nacional sentenció: "Esta manifestación no la convoca ningún partido, ni la Conferencia Episcopal, y no quieren que se politice", arrancó para justificar que el PP no se sume oficialmente. De hecho, la dirección, con Rajoy al frente, estará ese día en Barcelona, donde ha convocado una conferencia política de tres días, por lo que tiene la excusa perfecta.

El líder del PP también ha evitado acudir a otras marchas antiabortistas. Siempre ha enviado a dirigentes de nivel medio más vinculados a las ideas de la Conferencia Episcopal, y se prevé que en esta ocasión suceda lo mismo.

Pero después de la justificación adelantada de su ausencia, enseguida lanzó un mensaje para aplacar las críticas católicas. "Por supuesto, animamos y apoyamos a todos aquellos militantes que quieran ir a esa manifestación a defender nuestra posición". Esa posición se resume así: "El PP está a favor del derecho a la vida. Respetamos la legislación actual. No apoyamos una reforma que lleve a una ley de plazos y la recurriremos ante el Constitucional".

Aunque Hazte Oír defiende el no total al aborto, también a la ley actual que permite más de 100.000 interrupciones anuales, su presidente, Ignacio Arsuaga, aplaudió que Rajoy haya reaccionado con "tanta rapidez" a la campaña de presión al PP -"alerta cívica", la llaman- que su organización puso en marcha el viernes. Aún así, este colectivo mantiene su presión, y critica que Rajoy no haya aclarado si acudirá a la protesta en Madrid.

Feliz por el éxito de su campaña de presión, Arsuaga mantuvo las espadas en alto: un sector "significativo" de la sociedad, dijo, va a observar a observar "con lupa la actitud de los partidos políticos ante un debate trascendental" como el del aborto.

Los dirigentes más cercanos a Rajoy, entre ellos la secretaria general, Dolores de Cospedal, y la portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, ya excusaron su presencia en otras marchas antiabortistas. Alegaron motivos de agenda, pero lo cierto es que en el PP, en privado, aseguran que al perfil moderado que quiere instalar Rajoy para no animar el voto anti-PP que, según cree, le hizo perder las elecciones de 2008, no le conviene acudir a una marcha en la que abundan fotografías escandalosas con fetos descuartizados.

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