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Ratzinger: "La Iglesia tiene que aprender a estar en el mundo"

Benedicto XVI mantuvo ayer en la segunda jornada de su visita a Portugal el tono autocrítico con el que inició el viaje. "La Iglesia tiene que aprender a estar en el mundo actual", en un diálogo "sin ambigüedades", dijo el Papa ante más de 1.000 representantes de la cultura y las artes reunidos en el Centro Cultural de Belem (CCB), en Lisboa. El Pontífice se trasladó por la tarde a Fátima, que acapara todo el protagonismo de la visita papal hasta mañana.

Las palabras de Benedicto XVI en Lisboa fueron un canto a la verdad, descrita como "un servicio que la Iglesia presta a la sociedad. Y un canto al "respeto dialogante", que permita una comunicación y "respeto de otras verdades". El Papa marcó el tono de sus intervenciones en el vuelo que lo trasladó el martes a Lisboa, cuando asumió los pecados de la Iglesia (al afirmar que el enemigo está dentro de sus filas) en una condena firme de los abusos cometidos por religiosos.

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Ayer, defendió el diálogo intercultural, como piedra angular, entre África y Europa, y el respeto de todas las tendencias religiosas. Le escuchaba una nutrida representación de intelectuales y políticos, en cuyo nombre habló el cineasta Manoel de Oliveira, de 101 años. Antes de trasladarse en helicóptero a Fátima recibió en la Nunciatura al primer ministro, José Sócrates (socialista), con el que conversó sobre "la importancia que las instituciones de la Iglesia católica tienen en Portugal, en el desarrollo de las políticas sociales", según dijo el jefe de Gobierno.

En el santuario, donde los católicos conmemoran hoy el 93º aniversario de las apariciones de la Virgen a tres jóvenes pastores, le esperaban miles de fieles. En la oración en la ermita de las Apariciones, Benedicto XVI aludió al tercer misterio de Fátima, que profetizaba el atentado contra su antecesor, Juan Pablo II, perpetrado el 13 de mayo de 1981, y a "la bala que fue interceptada por la Virgen". En este viaje a Portugal, el Papa ha hecho una relectura del tercer misterio, al que tuvo acceso cuando era, como cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El mensaje de Fátima, ha dicho, anunciaba sufrimientos de la Iglesia, que "vemos hoy de manera particular". En su primera visita a la nueva basílica de Fátima, Benedicto XVI ofició una misa de vísperas ante una multitud de sacerdotes, diáconos y seminaristas.

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