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Rebelión contra la Generalitat por el cierre de centros sanitarios

Los vecinos ocupan de nuevo ambulatorios de los que fueron desalojados

Pulso abierto entre ciudadanos y la Generalitat a cuenta de los recortes que el Gobierno catalán aplica en la sanidad pública. Tras cerrar unos cuarenta centros sanitarios durante el verano, la tijera con que el Ejecutivo de CiU recorta las prestaciones sanitarias ha cerrado el servicio de urgencias nocturnas de 46 equipamientos que antaño prestaban servicio durante 24 horas: 25 fueron clausurados a lo largo de agosto y otros 21 quedaron fuera de servicio anteayer. Estos cierres progresivos desataron una oleada de protestas que culminaron con la ocupación de cerca de media decena de centros afectados por la reducción de horario, la mayoría de ellos localizados en municipios medianos o pequeños. Los manifestantes han acabado por desafiar a la Generalitat en una variante del juego del gato y el ratón: en la madrugada del miércoles, los Mossos d'Esquadra desalojaron cuatro centros de distintas localidades del Vallès Oriental (Barcelona) que llevaban un mes ocupados; horas después, cientos de ciudadanos los volvieron a ocupar. "La orden de desalojo permanece activa", advirtió un portavoz del departamento de Salud, que precisó que los centros pueden volver a ser desalojados en cualquier momento.

"La orden para desalojar los centros sigue activa", advierte el Ejecutivo catalán

El aviso, que Salud reiteró a lo largo de la tarde, no amedrentó a los vecinos sino que parece haber alentado el descontento: por la tarde, un centenar de vecinos de Badalona ocupó otro ambulatorio de la localidad mientras varios cientos de tarraconenses tomaron tres centros del municipio, lo que amplía los edificios ocupados en Cataluña a una decena. Las protestas, que en un principio brotaron aisladas, se han ido ampliando. Para esta tarde está convocada una marcha conjunta en Barcelona en la que los organizadores aspiran a concretar otras protestas de mayor alcance. En los centros ocupados de nuevo se respiraba al anochecer un ambiente entre el triunfalismo y la derrota: unos creen que la acción policial ha reforzado la protesta y otros, como retrató uno de los atrincherados en Viladecavalls, prefieren no cantar victoria porque "el centro todavía continúa cerrado".

No será el único: a la misma hora que los ciudadanos volvían a tomar el centro sanitario, Salud avanzó que otra decena de equipamientos deberán cerrar las urgencias por la noche antes de octubre. "Se trata de una medida sostenible que no mermará la calidad asistencial", precisó el director del Servicio Catalán de la Salud, Josep María Pedrosa. Estos cierres, la mayoría aún por definir, se sumarán a los 96 -de los 185- centros de atención primaria que prestaban servicio durante 24 horas pero que han reducido su horario por los recortes. La Generalitat, por su parte, insiste en detener los encierros mediante el desalojo. "Debemos asegurar el mantenimiento y las condiciones normales en los centros. Y esto no se puede hacer mientras estén ocupados", subrayó un portavoz de Salud.

En Viladecavalls, sin embargo, los manifestantes ya han montado su pequeño poblado. Día y noche organizan actividades como talleres de cocina, de astronomía y clases de lectura para gente mayor. Ayer, como cada martes y jueves desde hace un mes, personal médico voluntario pasaba visita a casi una treintena de vecinos. "Se me ocurrió la idea de montar el consultorio porque creo que es un disparate recortar servicios básicos y hacer pagar a la población las trastadas de los que gobiernan", aseguró el doctor Pep Aced, quien explicó que atiende personas mayores que tienen problemas para desplazarse hasta el centro de salud más próximo, en Terrassa, a unos ocho kilómetros de distancia.

Protesta en el centro de salud de Badia del Vallès (Barcelona).
Protesta en el centro de salud de Badia del Vallès (Barcelona).SÒNIA GIMÉNEZ

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