_
_
_
_
_
Reportaje:

Saltana no quiere ser esclava

Una niña mauritana acogida en Cartagena denuncia que ha vivido como esclava en el Sáhara. La madre biológica reclama su regreso

Dos familias, una española y otra mauritana, se disputan a Saltana, una niña de raza negra que tiene 14 años y vive desde hace casi cinco en Cartagena. Va al colegio todos los días y en nada se distinguiría del resto de sus compañeros si no fuera porque el juez Fernando Ferrín Calamita ha ordenado que ingrese en el centro de menores de Santo Ángel de Murcia para trasladarla posteriormente a Tinduf (Argelia). La pequeña ha sido reclamada por su madre biológica, Knana Saleck, que quiere volver con ella a África. Calamita ha citado para mañana, martes, en el juzgado de familia a la niña y al matrimonio español con el que vive la pequeña. El juez quiere escuchar el testimonio de la menor, que declarará en presencia del ministerio fiscal.

Saltana, de origen mauritano, vino a España como si fuera hija de otra mujer, Gueiwarra El Bardi, de procedencia saharaui. Asegura que trabajaba para ella en los campamentos de refugiados.

"Si veían que no me levantaba por la mañana me despertaban con agua fría", relata Saltana, que no quiere oír hablar de volver a Mauritania, y mucho menos a Tinduf.

Pero la versión de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Cartagena es diametralmente opuesta: "La madre biológica de la niña lleva cuatro años reclamándola. Ha intentando llegar a España en muchas ocasiones. Lo logró hace ocho meses, pero hasta ahora se le ha impedido incluso mantener relación alguna con su hija".

Rosa María Sánchez y su marido, Gregorio Martínez, ofrecen una tercera versión. Este matrimonio tiene la custodia de la menor desde hace más de cuatro años. Estaban apuntados a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui y en verano de 2002 llegó Saltana dentro del programa Vacaciones en Paz, mediante el cual familias españolas acogen a niños saharauis que viven en los campamentos de Tinduf. Recibieron a la pequeña "sucia y con toda la ropa rota", recuerda Rosa María. Detectaron que tenía anemia y una enfermedad crónica de hígado.

Un juzgado de Murcia suspendió la devolución de la menor al Sáhara. La sentencia explicaba que "hasta que a la menor se le realicen todos los análisis necesarios, haya recibido todos los controles y tratamientos adecuados" y el alta médica garantice que puede volver a su país de origen recibiendo un seguimiento médico oportuno, continuará "bajo la custodia de Rosa y Gregorio, que serán responsables de su tratamiento".

El juez agregaba que tras su curación, la tutela sería asumida de nuevo por la Dirección General de Familia y Servicios Sociales para su devolución a su familia biológica o de origen.

Aquella entidad estaba encargada de averiguar la identidad de la familia biológica de Saltana o de las personas que pudieran ostentar su guarda y custodia, "para ser devuelta a las mismas". También debía verificar "la posible existencia de malos tratos o condiciones de esclavitud en las que pudiera vivir en su lugar de origen".

Precisamente, la posibilidad de que Saltana viviera en situación de esclavitud, tal y como asegura el juez, complica el caso. Esta hipótesis se apoya en un informe realizado por la organización no gubernamental mauritana SOS Esclavos. "Tras varias entrevistas con Knana (la madre biológica) nuestro representante en Zuerat (el pueblo mauritano en el que nació la niña) piensa que es probable que los El Bardi sean los amos de Knana y de su hija", apunta esta ONG. Añade que "Knana no confirma que ella y sus hijos sean los esclavos de esa familia, pero dice que a su abuela la educó Gueiwarra El Bardi (la mujer saharaui que la envió como si fuera su auténtica madre a España a pasar el verano de 2002". Esta ONG mantiene que tales explicaciones son "una confesión a medias sobre el estado de esclavitud de Knana y, por consiguiente, de Saltana, ya que las mujeres serviles siempre han sido niñeras en la casa de sus amos".

SOS Esclavos no es una organización cualquiera. Está presidida por Boubacar Messaoud, dedicado desde hace años de los casos de esclavitud que todavía perduran en este país, cuyo Gobierno abolió oficialmente esta lacra en 1981. Amnistía Internacional (AI) maneja en sus informes la información suministrada por SOS Esclavos, que ya ha destapado, al menos, cuatro casos flagrantes de servidumbre en Mauritania.

La propia Saltana ratifica, en un correcto castellano, su condición de esclava en su país. "Yo vivía con mi tío. Un día llegó una mujer, que venía de Tinduf (Argelia), y mi madre me dijo que me fuera con ella. Cuando llegué a esta ciudad me dijeron lo que tenía que hacer. Levantarme muy temprano y hacer las tareas de la casa, mientras el resto de niños de esa familia iba a clase. Por eso no quiero volver a Tinduf. El Sáhara no es mi país, y no volvería. Me tratarían tan mal como antes, y volvería a ser esclava de esa familia", explica Saltana a EL PAÍS, acompañada de Rosa.

La Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Cartagena

a través de un comunicado, considera "una ofensa" que se mencione "la presencia de esclavitud en los campamentos de refugiados, cuando no existe ningún informe que lo acredite". Este colectivo saharaui niega, de forma rotunda, que la niña pueda ser esclava y destaca que todo se podría deber a que la familia española se habría encariñado con Saltana, después de casi cinco años viviendo en su casa. "La niña llegó a España con pasaporte colectivo argelino visado por las autoridades españolas. Nació en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf", explican en dicho comunicado. Pero según la abogada de la familia española, el pasaporte con el que llegó la niña decía que había nacido en Orán y en una fecha distinta a la de su nacimiento real.

El informe de SOS Esclavos, además de considerar que la menor vivía en una situación de esclavitud sostiene que Knana, la madre de Saltana, fue localizada en Zuerat, donde confirmó que la niña nació en Mauritania y no en Tinduf. También dijo que su hija "se fue por primera vez de Zuerat en julio de 2001, en compañía de Gueiwarra El Bardi, con destino al campamento saharaui de Smara (Tinduf), para ser matriculada en el colegio, ya que había sido expulsada de la escuela de Zuerat por falta de asistencia". Knana afirma que Gueiwarra le prometió entonces que pasaría las vacaciones de verano de 2002 en Zuerat con su hija. Saltana lo niega. Asegura que nunca fue al colegio, ni en Tinduf ni en Mauritania.

Saltana, de espaldas, y Rosa, su madre de acogida, con la que vive en España desde 2002.
Saltana, de espaldas, y Rosa, su madre de acogida, con la que vive en España desde 2002.Susana Sánchez

"A las chicas de 14 años las casan cambiándolas por camellos"

"En el desierto yo no tengo futuro. Las chicas de 14 años las casan cambiándolas por un camello. Entonces empiezan a tener hijos, y no hacen más que tener hijos y hacer las cosas de la casa, como le pasa a mi madre en Mauritania". Saltana, que llegó a España en verano de 2002, asegura que aquí ha encontrado "a una familia, a mi familia del corazón, que nunca antes había tenido". Y sobre su futuro añade: "Mi proyecto es cuidarme el hígado, seguir estudiando, como el resto de niñas, y poder ser doctora para cuidar a los niños".Con una sonrisa, Saltana mira los ojos de sus interlocutores para expresar sus deseos: "Quiero que me den una oportunidad. No siento nada por mi madre Knana, que me abandonó dejándome con la familia de Tinduf. Allí me pegaban. Un día, porque se me cayó la comida que debía hacer todos los días. Además, no me daban de comer cuando no tenían suficiente. Yo siempre era la última para todo".El caso de Saltana no parece ser el único en Mauritania, según explica en el libro La nueva esclavitud de la economía global Kevin Bales, uno de los mayores expertos en el estudio de la esclavitud. Esta práctica ha ido en aumento en los últimos años extendiéndose a unos 27 millones de personas en todo el mundo. No se trata de aquella esclavitud que reflejan las películas, gente con grilletes y castigos a látigos. Amnistía Internacional afirma que son personas que heredan de sus antepasados una serie de servidumbres, especialmente las mujeres, que les impide desligarse de sus antiguos amos, tal y como parece suceder en el caso de Knana y su hija Saltana.En Mauritania, especialmente en la zona de procedencia de esta familia ( Zuerat, en la frontera con el antiguo Sáhara español ocupado por Marruecos), la servidumbre forzosa está a la orden del día. Amnistía Internacional acusa al Gobierno de Mauritania de no atajar de raíz un problema que se extiende en épocas de sequía, como la actual.Algunos españoles todavía recuerdan situaciones de esclavitud en el Sáhara, cuando este territorio era español. José Luis Morán, un asturiano que fue jefe de unidad de personal de la empresa Fosbucrá, recuerda en conversación telefónica desde Gijón que tras enterarse de que uno de los trabajadores de la empresa tenía que pagar el sueldo íntegro todos los meses a su dueño, contactó con su amo y le pagó 75.000 pesetas por su libertad. "Fue todo muy simple y muy burdo. No me llevó más de tres horas. Me di cuenta de que para el amo era como si hubiera vendido cualquier otra cosa, como si de una cabra se tratara. Todo se llevó a cabo sin ningún tipo de autorización escrita, con lo que no puedo probar de forma documental que pasara, pero claro que pasó", explica.

EL PERIPLO DE SALTANA

Julio de 2002. Saltana llega a Cartagena en el marco Vacaciones en Paz.Septiembre de 2002. La niña, enferma, es dada en custodia a una familia española hasta que se cure.Julio de 2004. Una ONG asegura que, muy probablemente, la menor vivía en régimen de esclavitud en el desierto.Septiembre de 2005. La familia española obtiene su custodia mientras se cura de su enfermedad.Junio de 2006. El juez pide que regrese con su madre biológica.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_