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"Sebastiane": desde el martirologio romano a la descripción de la homosexualidad

Las colas del cine de Notting Hill Gate, en Londres, donde se proyectó Sebastiane hace dos años, parecían manifestaciones ordenadas y silenciosas de homosexuales que acudían a ver uno de los filmes contemporáneos donde la relación homosexual se trata con una sensibilidad más cuidada y con un ingenio más profundo. El latín la lengua en la que está rodada, le da además una rotundidad de lenguaje que subraya la perfección casi exagerada de la escenografía de esta película. Hoy se estrena en Madrid. Las colas no serán diferentes. Por supuesto, el predominio de una audiencia homosexual en Londres no encasilla a Sebastiane, sino que define las intenciones y la temática obvia de la película. Como se recoge en la propaganda publicada en España, los críticos la vieron en Londres como algo más que un simple manifiesto homosexual.Lo que no resulta demasiado cierto es que la obra haya escandalizado en Inglaterra. Creó una breve polémica, aunque ésta se centró más en la oportunidad de incluir el latín como idioma del filme, y en la película como obra de arte. Las películas que escandalizan a los ingleses son muy pocas. Sebastiane, por ejemplo, no provocó las iras de Mary Whitehouse, la antipornógrafa británica, a pesar de que la película incluye referencias religiosas muy explícitas y relaciona al mártir con actitudes que son monstruosas para los puritanos.

El filme, uno de los pocos ejercicios que ha acometido en los últimos tiempos la paupérrima industria cinematográfica británica, resultó, según algunos críticos, excesivamente oscuro y esotéricamente homosexual. Ésas características impidieron una controversia moral que tampoco existió, porque Sebastiane no es una obra explícita en el plano sexual. En el recuerdo se ha quedado como un filme incluso pudoroso, que podría ser utilizado sin rubor en las clases de anatomía de cualquier escuela conservadora de teatro.

La fijación homosexual con Sebastiane no es nueva. Uno de los últimos pseudónimos que utilizó Oscar Wilde fue el de Sebastián Melmoth. De repente en el verano la obra de Tennesse Williams, contiene referencias constantes al nombre del mártir. Esta obsesión con el mítico personaje, que llegó a la santidad tras sufrir un martirio cruel, parece consolidarse a raíz de la interpretación que de su figura hizo el renacentista Piero de la Francesca. En su obra, Piero de la Francesca muestra a Sebastián como un adolescente lánguido, casi feminoide, en contraste con otras pinturas suyas. El español Alonso de Berruguete también se aproximó a esta interpretación.

En la película, Sebastián es ese personaje. La historia, tal como se cuenta en el filme, tiene el atractivo del color, de los actores -Lindsay Kemp, que recientemente actuó en España, es uno de los protagonistas-, y el lugar donde se ruedan gran parte de los exteriores: la isla de Cerdeña, realzada por el sol y por una realización cuidadísima que hizo que los críticos cinematográficos británicos, obsesionados por hallar un relato coherente dijeran que Sebastiane era, simplemente, un filme artístico.

La utilización del latín fue una de las razones que han prevenido a los críticos contra la película. No es nuevo, sin embargo, el uso de un idioma clásico para ponerle palabras a una obra contemporánea. El Edipo rey, de Strawinsky, se escribió en griego, el idioma de los personajes originales. El latín le aporta a Sebastiane un componente cronológico y sacro que, si no a otra cosa, ha contribuido a ampliar la mitología de la que ha disfrutado la película.

San Sebastián es uno de los primeros santos de la hagiografía cristiana. Durante su vida laica parece que fue soldado de la guardia pretoriana del emperador Diocleciano. Cuando en el siglo IV de esta era se produjo la gran persecución de los cristianos que vivían en Roma, Sebastián fue una de las víctimas. Las flechas acabaron con su vida, de acuerdo con la interpretación más aceptada.

Sobre la base de esa interpretación histórica está montado el filme de Derek Jarman y Paul Humfress. El primero fue colaborador de Ken Russell en la película Los diablos. El segundo ha trabajado durante mucho tiempo en el área de televisión de la BBC.

Dereck Jarman ha declarado que le divirtió hacer el filme, algo que probablemente no podrán decir todos los espectadores que lo han visto. El latín no ha sido un impedimento para esta diversión. Al contrario, es uno de los elementos que más han apasionado al realizador, porque con ese lenguaje clásico ha logrado efectos que quizá hubieran parecido ridículos si hubiera usado el idioma inglés.

Jarman también se ha mostrado orgulloso del cumplimiento de sus intenciones: «Sebastiane -ha dicho- es quizá la primera película que describe la homosexualidad como una línea completa de conducta, como otra película pudiera haber descrito la heterosexualidad. La mayoría de las películas referentes a la homosexualidad han sido hechas para públicos minoritarios.» Sebastiane viene a España a ganarse un público mayoritario. Quizá ese gran público encuentre tras la primera visión del filme que el propósito mayoritario del realizador no puede ser corroborado.

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