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TRIBUNALES

Contradicciones entre los abogados de Enpetrol y los técnicos en el juicio por el accidente de Los Alfaques

Ayer se iniciaron en la Audiencia Provincial de Tarragona las sesiones del juicio oral contra los procesados en el sumario de Los Alfaques, donde murieron abrasadas 215 personas. Resultaron además 67 heridos, con secuelas de diversa gravedad. La vista se prolongará durante varios días, debiendo dictaminar once peritos sobre las características técnicas del propileno transportado, así como las condiciones de su traslado. Está previsto que comparezcan a lo largo del juicio más de cuarenta testigos.

El fiscal y la acusación popular, ejercida por el abogado Rafael Nadal en representación del PSC-PSOE, han pedido en sus conclusiones provisionales penas de cuatro años, dos meses y un día para los cuatro procesados de Enpetrol. Se solicita un año de prisión menor para los cuatro directivos de Cisternas Reunidas. A todos los procesados se les califica como autores de un delito de imprudencia temeraria de carácter profesional y resultado muy grave.En el interrogatorio de los procesados, efectuado ayer, la cuestión esencialmente debatida se centró sobre la falta de condiciones de seguridad en que se realizaba la carga del peligroso propileno. A lo largo de toda la sesión, los procesados coincidieron únicamente en el hecho de que el camión conducido por Francisco Inbernón salió de la planta de Enpetrol de Tarragona transportando unos 4.000 kilos en exceso de propileno.

Los directivos de Cisternas Reunidas, empresa propietaria del camión cisterna, manifestaron que la cisterna cumplía todos los requisitos previstos por la Administración. La falta de válvula de seguridad en el camión se calificó, por parte del procesado Alfonso Hernández, director técnico de esta empresa, como innecesaria, de acuerdo con las normas internacionales. El presidente de esta sociedad, Sócrates Argüelles declaró que la carga del camión se llevaba a cabo bajo la entera responsabilidad de la factoría de Enpetrol. Ambos procesados afirmaron que el conductor había recibido la instrucción apropiada sobre el material que transportaba. Este extremo, sin embargo, fue objeto de algunas contradicciones al afirmarse, por otra parte, que el conductor no había asistido a los cursos establecidos al respecto. El motivo de su ausencia fue, según los directivos de Cisternas, que se consideró a Francisco Inbernón suficientemente capacitado para el transporte, a pesar de que desde hacía once años no prestaba servicios.

El interrogatorio de los dos técnicos de seguridad de Enpetrol -Alfredo Marco y Francisco Molinos- versó sobre la carencia de atribuciones ejecutivas de éstos. Sus abogados defensores, Jaime Miralles y Tomás de la Cuadra, se enfrentaron en varias ocasiones con los abogados de Enpetrol. El origen de la polémica fueron, sobre todo, las declaraciones de Francisco Molinos, técnico de seguridad de Enpetrol en Tarragona. Molinos afirmó haber advertido en varias ocasiones, a la dirección de la fábrica sobre las anomalías existentes en materia de seguridad, aunque no estrictamente sobre la cuestión del cargador.

Contador reglamentario

En todo momento, los técnicos de seguridad de Enpetrol aceptaron la circunstancia de no hallarse en funcionamiento el contador reglamentario en la planta para la carga de propileno. Este hecho, según los técnicos, excedía de sus competencias. Las discrepancias entre el director de seguridad de Enpetrol en Tarragona y la dirección de la empresa llegaron al punto de que el primero presentó su dimisión, no siéndole ésta aceptada.Los abogados de Enpetrol, por su parte, se esforzaron, sin éxito, en que los técnicos aceptaran sus responsabilidades ejecutivas en materia de seguridad. Alfredo Marco y Francisco Molinos se apartaron en todo momento de las tesis oficiales de la empresa, cuyos abogados asumieron sólo la defensa del director de la fábrica, Alfredo Ortiz, y del empleado que cargó de propileno el camión, José Villalba.

Los grandes ausentes del juicio fueron las acusaciones particulares de los perjudicados, quienes han desistido de sus querellas después de haber sido indemnizados. Seguramente por este hecho la vista oral de Los Alfaques se está desarrollando con un contenido esencialmente técnico, no carente de una cierta monotonía.

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