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El Titanic descubre su punto débil

Científicos estadounidenses encuentran acero de baja calidad en los remaches del barco hundido en 1912

A veces las ganas por terminar a tiempo influyen negativamente en el resultado final, y la constructora del Titanic, Harland and Wolff, pudo ser víctima de esta paradoja. 96 años después de su naufragio, dos científicos estadounidenses han concluido en un estudio que los astillero irlandeses, quizás empujados por las prisas, elaboraron la mayoría de los tres millones de remaches que sujetaban la estructura del barco en acero de baja calidad, lo que pudo acelerar el hundimiento del barco en 1912 y evitar que muchas de las más de 1500 víctimas pudiesen salvarse, según el diario estadounidense New York Times.

Metales de baja calidad y un acelerón para botar el barco en 1911. Esa el la conclusión a la que han llegado, después de más de diez años de trabajo, dos científicos que recogieron el guante de las primeras investigaciones realizadas a partir del 1 de Septiembre de 1985, cuando el Dr. Robert Ballard enontró los restos del hundimiento.

Una de las autoras del estudio, Jennifer Hooper McCarty, ha explicado al diario estadounidense que entre el material encontrado se rescataron unos 48 remaches del esqueleto del Titanic. Después de analizarlos y cotejarlos con los catálogos industriales de la época, McCarty y su compañero descubrieron que todos correspondían a la clase Mejor, y no a la Mejor-Mejor, como en el caso del Britannic y el Olympic. "El Titanic se hundió muy rápido, su línea de flotación desapareció debajo del mar y eso, sin duda, se debió a una mezcla letal de materiales de baja calidad y ansias por estrenarlo cuanto antes", ha explicado McCarty.

Protagonista del naufragio más reproducido, comentado y catalizador de la historia de la navegación civil, mito y desastre del siglo XX, la empresa constructora del Titanic sorprendió al mundo en cinco años con la botadura casi simultánea del Titanic y sus dos hermanas gemelas, los tres barcos -incluidos el Britannic y el Olympic- más grandes del planeta, tres mastodontes que supusieron miles de horas de trabajo y cuya existencia fue dispar: El Britannic, a cola del Titanic, botado en 1914, se hundió en 1924 al chocar con una mina subacuática y el Olympic, que conoció el agua en 1910, aguantó sin embargo hasta bien entrada la segunda mitad del siglo haciendo las veces del buque hospital.

AP

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