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Entrevista:Oliviero Toscani | Fotógrafo, publicitario y gran provocador

"Todos somos anoréxicos"

Oliviero Toscani lo hizo otra vez. Él es el autor de la imagen que ha provocado la última gran polémica en el mundo de la publicidad, al enfocar el drama de una chica, Isabel Caro, que sufre de trastornos alimenticios y pesa 31 kilos. Toscani, que ahora cuenta con 65 años, trabajó para la marca de ropa Benetton entre 1982 y 2000 y la imagen de la empresa se identificó con sus fotografías más polémicas: la de un enfermo de SIDA, que parecía un Cristo de Mantegna rodeado por sus familiares, o los retratos de los condenados a muerte en Tejas. Esta última provocó la ruptura de su matrimonio con Benetton, que duró 18 años. Ahora, como entonces, medio mundo se le puso en contra por explotar el sufrimiento ajeno. Y él, como entonces, segurísimo de sí mismo, se paró a observar el efecto en cadena producido por su provocación. "Todos somos anoréxicos. A esto se debe el éxito", afirma.

"La provocación es útil. Provocar significa tener la generosidad de suscitar un interés".

Pregunta. ¿Cómo nació la idea de una campaña de publicidad sobre la anorexia?

Respuesta. No nació. Yo no tengo ninguna idea. Soy un hombre sin ideas. Y no soy un publicitario. Hago lo que pienso. Fotografío lo que veo y quiero ser testigo de mi tiempo. Siendo fotógrafo hago las imágenes que creo que hay que hacer como un periodista.

P. ¿Es parte de un proyecto más amplio sobre la anorexia?

R. Es parte del proyecto de mi trabajo, el que siempre hice. La anorexia es un problema sobre el que he trabajado durante años. También hice una película que fue presentada en el festival de cine de Locarno (Suiza), se llama Bianca ha 16 anni (Bianca tiene 16 años). Tuve la ocasión de encontrar un promotor que financió la idea. Este promotor es No-l-ita, una empresa de ropa [para la que ha hecho la última de sus polémicas campañas], y esto es aún más interesante.

P. Una de las críticas que le hacen es la de usar el cuerpo de una persona enferma para vender un producto.

R. No me interesan las críticas. Quiero decir, me interesan sólo hasta cierto punto. Hay criticas en todas las direcciones. Si ésta es una, está bien, la escucho.

P. Usted trabajó mucho tiempo en publicidad como fotógrafo. ¿Nunca sacó una imagen sólo para vender un producto?

R. Todas las imágenes sirven para vender algo. También en un periódico se escriben los artículos para que se venda el periódico. Todo pertenece al poder de la economía. Nos tenemos que dar cuenta de esto. Hay dos tipos de arte. Uno, que sólo es mercado. Hablo del arte oficial, ese que consideramos verdadero. Hablo de escultura y pintura, que sólo sirven para adornar las casas de los ricos. Existe otro arte, el de la comunicación, que es contaminado: es el que yo hago. El arte siempre ha sido contaminado. Además, el arte siempre ha existido al servicio de un poder. Antes fue el poder religioso, luego el político, ahora el económico. El poder necesita del arte y el arte necesita del poder.

P. Capturar experiencias tan dramáticas y reducirlas a imágenes estilizadas, que se repiten miles de veces... ¿No corre el riesgo de neutralizarlas, de hacerlas menos incómodas para los demás?

R. Pienso que traen muchos riesgos. Creatividad y riesgo van juntos. Pero, ¿de qué riesgos habla usted?

P. Del riesgo de neutralizar el drama que representan y convertirlas en imágenes entre muchas otras...

R. No creo que sean neutras, ya que usted vino aquí a preguntarme sobre ellas, como otros periodistas. Es más, creo que han tocado la conciencia individual de todos. Porque en el fondo, una campaña en contra de la anorexia es una campaña dirigida a todos. Cada individuo es anoréxico en alguna parte. Todos sufrimos de anorexia de alguna forma. Por eso necesitamos cada vez más de vestidos, de camisas, de tacones, de pintura para los labios. Necesitamos de un coche grande, de una casa en un lugar y en otro. Todo eso es anorexia. Tenemos anorexia en las relaciones con nuestros cuerpos, pero también hacia los demás. Tenemos anorexia hacia nuestro trabajo y nuestra condición humana. Cada persona es anoréxica a su manera. Por eso la campaña tuvo tanto éxito.

P. ¿Qué consecuencias tienen estas provocaciones?

R. Creo que cuando uno utiliza la palabra "provocación" en seguida piensa en algo negativo.

P. No...

R. Bien, entonces la provocación es útil. Provocar significa tener la generosidad de suscitar un interés. Provocar la posibilidad de darse cuenta de que existe un punto de vista diferente. Otro modo de vivir. Otra escala de valores. Provocar la duda de que quizás nuestro punto de vista no es el único. La provocación, en este sentido, es el principal fin del arte. ¿Qué es lo que hizo Goya durante toda su vida? ¿Y Picasso? No hicieron otra cosa que provocar.

P. ¿Está pensando en hacer otras campañas sobre temas sensibles?

R. Vamos a ver. Yo creo que la condición de la mujer está todavía a nivel de esclavitud.

P. ¿Usted busca la belleza también en la representación de imágenes dolorosas?

R. Yo creo que hay belleza en la tragedia. La pintura española demostró esto. Hay muchas cosas muy bellas pero que son feas, y otras muy feas pero bellísimas.

P. ¿Qué es la belleza?

R. La belleza no tiene nada que ver con la moral. No coincide con la estética. No es sólo estética. La belleza es un conjunto de cosas, como la música... es intangible. La belleza es la consecuencia de una reflexión individual.

P. En un libro publicado por usted, cita muy a menudo a Pier Paolo Pasolini. Pasolini era comunista y católico, y defendía fuertemente ambas opciones. ¿Qué valores tiene usted?

R. Yo no soy ni comunista ni católico, soy laico. Pero no un laico triste, como lo son normalmente los laicos italianos, y quizás también los españoles. Cito a Pasolini porque me interesa su lucidez. Pero era un santurrón. No era comunista, era católico antes que todo. Los comunistas verdaderos son de esos católicos que huelen a incienso y a iglesia. Mis valores... No estoy aquí para dar valores. No soy capaz.

P. En su libro ataca la "monocultura" y el consumismo. Sin embargo, usted ha vivido muchos años de la publicidad. ¿No ve una contradicción en esto?

R. Cuando una persona se encuentra en un atasco, insulta el atasco y dice: "Joder, este atasco me hace perder tiempo". Un atasco es normal. Es una condición en la que nos toca encontrarnos a veces. Si voy por la calle y respiro aire contaminado no tengo por qué estar contento de respirar aire contaminado. ¿Por qué se queja usted del aire contaminado y luego anda por la calle? Porque tenemos que andar por la calle, no se puede andar por otro lado.

P. ¿De qué manera actúa usted en contra de la "monocultura" y el consumismo?

R. Primero, porque nunca entré en un banco en mi vida. Nunca. Siempre hubo alguien que lo hizo por mí. Luego, soy una persona particularmente privilegiada y afortunada, porque he entendido ciertas cosas y me doy cuenta de que soy privilegiado. Tengo una autodisciplina.

P. ¿Echa de menos su trabajo con Benetton?

R. No, en absoluto. Sólo me queda una desilusión: que no hayan entendido que tenían que seguir con la campaña contra la pena de muerte. Yo seguí trabajando en contra de la pena de muerte, pero ellos tuvieron miedo. Pero ahora, con todo lo que está pasando, podrían ser muy importantes. No tuvieron esta inteligencia.

P. ¿Quiere crear algo parecido con No-l-ita?

R. No, soy libre. No necesito una marca.

Oliviero Toscani, en la exposición <i>Prohibido pensar. Los rostros de la represión en Cuba</i> celebrada en Barcelona.
Oliviero Toscani, en la exposición Prohibido pensar. Los rostros de la represión en Cuba celebrada en Barcelona.MARCEL·LÍ SÀENZ

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