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La UE aliviará el calvario de los controles en los aeropuertos

La Comisión derogará las exigencias sobre líquidos y bultos de mano antes de que el Tribunal Europeo decida sobre su validez

Los sustos que dan los terroristas provocan la toma de medidas precipitadas que tardan años en ser enmendadas. Ése es el camino emprendido ahora por la Comisión Europea, que se propone acabar, por fin, con buena parte de las medidas de seguridad aérea adoptadas en septiembre de 2006 y que entorpecen los viajes de cientos de millones de pasajeros.

Jacques Barrot, hasta ahora vicepresidente de Transportes de la Comisión, ha enviado una carta al presidente de la Comisión de Transportes del Parlamento Europeo, el italiano Paolo Costa, en la que le comunica que en abril ha puesto a los técnicos a trabajar con vistas a "simplificar las medidas y suprimir algunas obligaciones redundantes".

Barrot anuncia así una revisión del reglamento que promulgó en octubre de 2006, cuyo único artículo consiste en ordenar que se apliquen las normas acordadas por los expertos y que son "confidenciales". Aunque parezca surrealista son secretas no sólo para los pasajeros, sino también para los vigilantes o guardias civiles encargados de ponerlas en práctica en los aeropuertos.

Todos ellos aplican, a su entender, un documento divulgativo impreciso que se presta a múltiples interpretaciones. Señala, por ejemplo, que el tamaño de los recipientes de los líquidos no puede exceder los 100 mililitros y que deben presentarse en una bolsa de plástico de determinadas medidas, transparente y con cierre. Asimila el dentífrico y los aerosoles con líquidos. Obliga a sacar de su embalaje el ordenador portátil y equipara abrigos y chaquetas con el equipaje de mano.

"Se han identificado ejemplos en los que es posible simplificar los requisitos vigentes y, en consecuencia, reducir el carácter fastidioso de la operación", recalca Barrot en su misiva del 29 de abril. "Debemos elaborar un plan para alejarnos de las restricciones muy fuertes en vigor hoy día e ir hacia un sistema que dependa más de los avances tecnológicos para mantener los niveles de seguridad", añade.

"Nuestro objetivo es acabar con las restricciones al transporte de líquidos en el equipaje de mano de los pasajeros que salgan de los aeropuertos europeos o transiten" por ellos. Barrot dejó, a mediados de esta semana, la cartera de Transportes, pero su carta compromete al órgano Ejecutivo de la UE y se da por descontado que su sucesor, el italiano Antonio Tajani, seguirá su senda.

Barrot se compromete, por último, a "cambiar el enfoque consistente en no hacer públicas cualquiera de las medidas aplicables en materia de seguridad aérea". El reglamento, de 2006, no se promulgó como tampoco su versión anterior adoptada en 2003. El vicepresidente reconoce que esa manera de actuar "no es acorde con la legislación comunitaria ni con los niveles de transparencia requeridos por la UE".

"Se está poniendo la venda porque sabe que la herida está al caer", asegura el eurodiputado Ignasi Guardans (CiU). Se refiere al espectacular varapalo que propinó en abril a Barrot la irlandesa Eleanor Sharpston, abogada general del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, quien sostuvo que el reglamento constituye "un vicio de tal gravedad que no puede ser tolerado por el ordenamiento jurídico comunitario" y debe ser declarado "inexistente".

El abogado general es una figura del derecho francés equiparable al fiscal. En la mayoría de los casos, el Tribunal de Justicia sigue sus recomendaciones por lo que es previsible que en los próximos meses una sentencia firme abrogue el reglamento de 2003. El que fue promulgado después quedaría también invalidado.

El deber de publicar los reglamentos es inequívoco y no admite excepciones, argumenta Sharpston. Hace hincapié a continuación en la contradicción en la que incurre la Comisión Europea al insistir, por un lado, en que es necesario informar al público de la lista de artículos prohibidos en el equipaje de mano y, a continuación, no poner dicha lista al alcance del público y declararla confidencial.

El carácter secreto de la lista ha propiciado todo tipo de interpretaciones no sólo entre los diferentes Estados de la UE, sino dentro de un mismo país. "No hay armonización ni interpretación común de las reglas, cada aeropuerto las aplica de manera diferente", se quejaron los eurodiputados ante Barrot, en noviembre de 2006, en el primer debate sobre seguridad aérea que se celebró a puerta cerrada.

Dieciocho meses después la situación sigue siendo la misma. Hoy día se puede, por ejemplo, embarcar en Mallorca rumbo a Alemania con una ensaimada en la mano, pero suele resultar imposible efectuar a continuación un tránsito, entre dos aeropuertos alemanes, con el mismo producto típico debajo del brazo.

Guardans, que en la Eurocámara ha encabezado la cruzada contra las normas secretas, considera que la carta de Barrot es un paso positivo, pero lamenta que el vicepresidente no dé "un calendario" de la simplificación anunciada.

Unos pasajeros superan los controles de seguridad en el aeropuerto Charles de Gaulle de París.
Unos pasajeros superan los controles de seguridad en el aeropuerto Charles de Gaulle de París.AP

Todo empezó con un compló aéreo

El 10 de agosto de 2006 el caos se apoderó del tráfico aéreo transatlántico. La policía británica descubrió una supuesta trama para volar 10 aviones en vuelo entre el Reino Unido y Estados Unidos integrada por al menos 15 presuntos terroristas. Se adoptaron nuevas medidas de seguridad, mucho más drásticas, en todos los aeropuertos británicos, empezando por el de Heathrow.El 17 de agosto, Scotland Yard remitió un informe a la Comisión Europea en el que advertía, entre otras cosas, sobre los riesgos que entrañan los explosivos líquidos que no aparecen en pantalla cuando se escanea el equipaje de mano. Una vez a bordo los terroristas iban a elaborar sus bombas con esos líquidos."La Comisión", admitió su vicepresidente Jacques Barrot, "no puede comprobar esta información y debe fiarse de los expertos de los Estados". Barrot reunió, en septiembre, al Comité de Seguridad de la Aviación Civil que aprobó, por 255 votos a favor y 48 en contra, la prohibición de llevar líquidos en el equipaje de mano. Tres delegaciones (Italia, Irlanda y la República Checa) se opusieron.La Comisión elevó el acuerdo a reglamento y lo promulgó, con carácter secreto, el 4 de octubre. La introducción de nuevas normas obligó a duplicar en España el número de vigilantes en aeropuertos -de 900 a 1.800-, desarrollar una campaña divulgativa, que costó siete millones de euros, y causó, al inicio, retrasos en los vuelos.Casi dos años después, los 15 autores del compló aéreo no han sido aún juzgados, pero ha quedado establecido, según la prensa británica, que ninguno de ellos tenía experiencia en fabricación de bombas -hacerlo con líquidos es más difícil que con sólidos-, que no habían adquirido billetes de avión y que la mayoría no poseía un pasaporte con el que viajar a EE UU.

Seguridad en seco

- Líquidos. Desde 2006, se aconseja facturarlos. No pueden pasar los controles en el equipaje de mano, excepto si se llevan en botes de 100 mililitros máximo separados y metidos en bolsas de plástico transparente. El total de cremas, medicamentos (mejor con receta) y otros líquidos no puede exceder de un litro. Los que no vayan así pueden ser requisados en los controles.

- Ropa.Abrigos, chaquetas y todas las prendas que no sean imprescindibles deben pasarse por las máquinas de rayos X. También todos los objetos metálicos (relojes, anillos, cadenas, llaveros, cinturones, monedas).

- Ordenadores. Los ordenadores y equipos electrónicos grandes deben pasar por la máquina de rayos X fuera del equipaje de mano y de sus fundas.

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