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El colegio mayor San Juan Evangelista puede pasar a la Delegación de la Juventud

El patronato del colegio mayor San Juan Evangelista se reunirá mañana para legalizar la cesión del colegio a la Delegación Nacional de la Juventud. La decisión final corresponde al rector y a la junta de gobierno de la Complutense. Y aunque parece que la primera autoridad académica estaría bien dispuesta para que el colegio quedara en la Universidad, las presiones del delegado nacional de la Juventud podrían ser más fuertes.

Todos coinciden en preguntarse el interés de la Secretaría General del Movimiento por controlar el colegio mayor, si los avatares políticos la llevaran sin tardar mucho a desaparecer o a transformarse. En cualquier caso, de consolidarse la cesión gratuita hecha por la Caja de Ahorros de Ronda, controladora hasta ahora del patronato del colegio, se cerraría una etapa en la historia del mismo y, sin duda, en la propia historia de la Universidad Complutense.El origen de la situación actual se remonta al 4 de junio de 1975, fecha en que, cercado el centro por la policía, por suponerse que iba a haber en él una concentración de estudiantes del distrito, terminó entrando la fuerza pública, tras un altercado entre los de dentro y fuera, y cargó sobre más de 300 personas. Estos sucesos decidieron definitivamente al patronato del colegio a cesar al director, José Luis Sagredo, que había intentado mantener la línea democrática en que se había desenvuelto tradicionalmente el San Juan.

El patronato del colegio en manos de la Caja de Ahorros de Ronda, está integrado por monseñor Parra Grossi, presidente del Consejo de Administración de la Caja de Ahorros de Ronda y presidente del patronato del colegio; Juan de la Rosa, director general de la Caja de Ahorros y vicepresidente, aunque con auténticas funciones de primero de a bordo, Francisco de la Rosa, alcalde de Ronda e hijo del anterior; Pedro Ruiz Peralta, asesor jurídico de la Caja; Jesús Cobeta, director del colegio cuando éste estaba en Ecija; Pedro Rodríguez-Ponga, síndico presidente de la Bolsa de Madrid; Juan Pérez-Urruti, director general de Personal de Asuntos Exteriores en esa época; Rafael Pérez Escolar, presidente de GODSA; Carlos del Peso, representante del Instituto Nacional de Previsión, y Angel Vegas, ex decano de Económicas de la Complutense. Al ser cesado como director José Luis Sagredo, dimitió del patronato Jesús Cobeta y fue sustituido por el ex ministro Antonio Barrera de Irimo.

Entró entonces como director Gustavo Villapalos, catedrático -entonces agregado- de Historia del Derecho, el cual, aún sin haber recibido el nombramiento oficial, readmitió a los colegiales expulsados tras los sucesos de junio. A pesar de haber ejercido como director unas semanas, el patronato nombró «al director que quiso el rectorado», en frase de uno de sus miembros. Ese director fue José Carlos García de la Sierra.

Las vinculaciones del señor García de Sierra con el rectorado venían a través del entonces vicerrector Félix Pérez, que era además procurador por Burgos y concejal del Ayuntamiento de Madrid, siendo entonces alcalde Miguel Angel García-Lomas. La hija mayor de éste, María del Milagro, era novia -hoy esposa- del señor Garcia de Sierra. Al parecer, el señor García-Lomas podría haber realizado alguna gestión acerca de la Caja de Ahorros de Ronda para ultimar el nombramiento de su futuro yerno.

José Carlos García de Sierra fue recibido con recelo por parte de los colegiales del San Juan, no sólo por sus vinculaciones familiares, sino también por su trayectoria académica, no demasiado brillante.

La asamblea de presentación del nuevo director en el San Juan Evangelista a la que se presentó con un ex subdirector del colegio e inspector en el mismo de la Caja de Ronda, Manuel Ramos, de no muy grata memoria entre los colegiales, terminó con el abandono de la sala por parte de todos los alumnos, incluido el capellán del colegio.

A fines del curso pasado los estudiantes decidieron pedir el cese del director del colegio por su falta de contacto con la vida colegial, su reiterada inasistencia a todo tipo de actividades y la incompetencia de gestión. Durante las vacaciones, el señor García de Sierra expulsó a 100 colegiales -ahora han sido readmitidos 40, por influencia de los subdirectores, mientras los 60 restantes dicen encontrarse en la calle-, y comunicó al patronato su decisión de dimitir. El patronato convocó reunión el 18 de agosto en Ronda, en pleno verano y fuera del lugar habitual, Madrid, y asistieron sólo quienes residen allí, el señor García de Sierra y Manuel Ramos, conocedor, al parecer, de informaciones comprometidas de alumnos por su relación con el rectorado. Ante el informe del director, en el que hizo alusiones a una conspiración contra él y al que se había pedido su cese porque el curso había transcurrido en más orden que los anteriores, el patronato le admitió la dimisión y decidió la cesión del colegio a la Delegación Nacional de la Juventud, medida no legal sin ser oída la junta de gobierno.

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