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Los acantilados de Montjuïc son ahora una reserva natural

El Ayuntamiento de Barcelona regulará el acceso a esta zona, rica en especies vegetales autóctonas y que posee la mayor variedad de animales vertebrados de las zonas verdes de la ciudad

El Consistorio barcelonés ha anunciado hoy que el acantilado de Montjuïc, situado en el frente marítimo de la ciudad, se convertirá en reserva natural. Así mismo, la explanada de abajo, donde se encontraba la fábrica Riviere, será una zona verde.

La decisión fue tomada porque estos acantilados acogen gran variedad de aves rapaces como cernícalos, halcones y mochuelos y en las rocas crecen variedades vegetales mediterráneas como plantas de higos chumbos o pitas, entre otras especies.

Para la creación de la reserva se realizará una recalificación urbanística, que impedirá que en el futuro el puerto o la Ronda Litoral puedan ampliarse hacia el lado de la montaña, ha precisado en una rueda de prensa la concejal de Medio Ambiente, Imma Mayol.

Además de la riqueza natural, el área protegida posee yacimientos geológicos del Mioceno Medio incluidos en el Inventario de Espacios de Interés Geológicos de Cataluña y el mejor ejemplo de minería prehistórica al aire libre de la comunidad autónoma, ya que en el acantilado se extraía jaspe desde el año 9.000 a.C.

Mayol también ha dicho que se elaborará un plan de protección que acentuará la educación y la investigación, ya que se desconocen muchos aspectos de su biodiversidad.

La protección de los acantilados era una antigua demanda de entidades ecologistas y cuenta con el apoyo de instituciones públicas como la Fundación Biodiversidad o la Red de Española de Ciudades por la Biodiversidad. El presidente del Centro de Estudios de Montjuïc, Josep Oriol, considera que la zona protegida "es mucho menor de la reclamada por las entidades".

El PP critica la decisión

El presidente del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, criticó hoy el anuncio de protección del acantilado de Montjuïc. El político asegura que en 2006 el Ayuntamiento pagó 10 millones de euros al Consell Comarcal por dicho terreno.

En un comunicado, Fernández dijo que "el Ayuntamiento parece estar más pendiente por la propiedad del espacio donde viven los cernícalos que por facilitar vivienda a los barceloneses".

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