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Los anglicanos evitan un cisma por las obispas

El primer nombramiento femenino se espera para 2014

El fantasma de cisma en la Iglesia de Inglaterra pareció ayer atemperarse a pesar de que el sínodo aprobó el lunes por la noche -con pocas concesiones a los más conservadores- el camino a seguir para que las mujeres alcancen el obispado. Pese a algunas declaraciones amenazantes al calor de la perdida votación, los conservadores apelaron ayer a seguir combatiendo la idea de las mujeres obispos pero, al menos de momento, desde dentro de la Iglesia. Tienen tiempo: el primer nombramiento femenino en la jerarquía se espera para 2014.

Los liberales no aceptaron dos tipos de prelatura en función del sexo
Fue rechazada una propuesta para crear "obispos flotantes" para los resistentes

Tras más de seis horas, el Sínodo de la Iglesia de Inglaterra, reunido en York, votó una moción que "afirma los deseos de la mayoría de que las mujeres sean admitidas en el episcopado". Pero añade la necesidad de poner en marcha "disposiciones especiales dentro de las estructuras de la Iglesia de Inglaterra para aquellos que, debido a cuestiones de convicción teológica, no están en condiciones de recibir el ministerio de mujeres obispos o sacerdotes".

La moción, que no ha incluido ninguna garantía para asegurar por ley el cumplimiento de ese compromiso, recibió un amplio apoyo de los obispos (28 a favor, 12 en contra), clérigos (124 a 44) y laicos (111 a 68). Antes de votar, el sínodo rechazó una propuesta del arzobispo de York, John Sentamu, de crear tres "obispos flotantes", sin adscripción de diócesis territorial, para atender a aquellos anglicanos que no admiten mujeres al frente de un obispado. Aunque presentada como conciliadora, la propuesta venía a crear dos tipos de obispos, en función del género, algo inaceptable para los liberales.

La votación del Sínodo General fue acogida el lunes por la noche con desespero por los sectores más conservadores de la Iglesia, que consideraron insuficientes las concesiones de los liberales. "Estoy de duelo. La Iglesia de Inglaterra ya nunca volverá a ser la misma", declaró a la BBC el canónigo David Houlding, vicario en una parroquia del Norte de Londres. ¿Están preparándose para dejar la Iglesia de Inglaterra?, le preguntaron. "No lo sabemos. Luchamos para encontrar una salida".

El grupo anglocatólico Forward in Faith emitió el lunes por la noche una nota que acababa en un amenazante "estas acciones siempre tienen consecuencias". Ayer, sin embargo, esa organización divulgó una segunda declaración menos encendida en la que acaba diciendo: "En los próximos días seguiremos explorando todas las salidas posibles que permitan asegurar nuestro futuro eclesiástico corporativo".

La actual crisis ha acercado a grupos conservadores que tradicionalmente compiten entre sí: tradicionalistas, evangelistas conservadores y anglocatólicos, unidos estos días a su aversión a la mujer en el sacerdocio y más aún en el obispado. En las próximas semanas les unirá su aversión a los homosexuales, basada en la forma en la que siguen leyendo la Biblia, un texto que, seguido al pie de la letra, también permite defender la esclavitud, la segregación racial, la persecución de los judíos y otros no cristianos, quemar vivas a las brujas u oponerse a la ciencia médica y a los matrimonios interraciales.

Las tres facciones más conservadoras tienen ahora cinco años por delante para presionar y conseguir que el código de conducta que regulará su relación con las mujeres obispo cumpla todas sus exigencias. O, incluso, unir fuerzas en la próximas elecciones al sínodo, conseguir la mayoría en el colegio de laicos y frenar el acceso de la mujer al obispado cuando esta tenga que votarse por última vez, probablemente en 2014.

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