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Reportaje:

Dos años de cárcel por airear 'e-mails'

Condenado un hombre por revelar correo íntimo de un compañero de trabajo

Cuando Claudi B. dejó hace unos años su trabajo, creyó haber borrado del ordenador de la empresa todos sus correos electrónicos, algunos de ellos, con información muy íntima. Pero de alguna manera, aún no se sabe cómo, llegaron a manos de uno de sus antiguos compañeros. A las de Antonio R. C., que reveló su contenido a la cuñada de Claudi entre octubre y diciembre de 2006, porque así "se enterarían de lo que hacía el cuñado en horas de trabajo".

Un juez de Barcelona ha considerado probado este relato de los hechos y ha condenado a Antoni R. C. a dos años y dos meses de cárcel por difundir las copias de esos correos. También deberá pagar una multa de 3.240 euros y una indemnización de 4.000 euros al perjudicado. La sentencia puede ser recurrida ante la Audiencia de Barcelona.

Poca importancia ha tenido para el titular del juzgado de lo Penal número 11 de Barcelona el tipo de información desvelada en los correos. Considera que en cualquier caso el acusado cometió un delito de revelación de secretos relativos a la vida íntima. La intimidad se vulneró "en el momento en que se accedió al correo electrónico del perjudicado", independientemente del contenido de los mismos, dice el texto de la sentencia.

No ha quedado probado, según el juez, que fuera el propio procesado quien extrajera la información del ordenador de su ex compañero. El acusado lo negó durante el juicio, e insinuó que lo pudo hacer otra compañera de trabajo, algo que tampoco ha quedado probado, según la sentencia.

Lo que finalmente ha pesado en la decisión final ha sido el testimonio de la cuñada de Claudi B., quien explicó en la vista oral cómo el acusado, entre octubre y diciembre de 2006, se acercó hasta el quiosco que regenta y le hizo diversas entregas de las copias de los correos electrónicos. Entonces fue cuando el acusado le dijo que su intención era que supieran qué hacia Claudi "en horas de trabajo". La cuñada mostró los documentos a su marido -hermano del perjudicado-, quien en el juicio aseguró que el acusado le había llamado para saber si ya los había leído y "había visto qué tipo de persona era Claudi B.".

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