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Una asociación médica ahora investigada ya fue sancionada hace 10 años

Ana Alfageme

El Instituto Auxiliar de Orientación, Diagnostico y Terapéutica (Inaodyt), que está siendo investigado actualmente por ofrecer diagnósticos y tratamientos dudosos, fue sancionado ya en 1979 por elaborar especialidades farmacéuticas sin registro y por fabricar estos productos en dependencias sin autorizar. En aquella época, el Colegio de Médicos de Madrid, ciudad donde tiene su sede la asociación, pidió a la Administración que se cerrase el centro y que se abriera una investigación, tras expulsar a dos médicos que trabajaban con Inaodyt.

Dos juzgados de Madrid y Zaragoza investigan las actividades de dicha asociación médica, encabezada por el abogado Juan Prada Becares (véase EL PAÍS, del pasado 24 de noviembre). Sanidad ha abierto, el pasado mes de julio, dos expedientes sancionadores por idénticas razones al que inició en 1979.La entidad opera mediante consultas volantes en Murcia, Zaragoza, Vigo, Barcelona, Córdoba y Bilbao. Previo pago de hasta 30.000 pesetas por consulta, se le extrae al paciente -generalmente se trata de un enfermo deshauciado o terminal- una gota de sangre del lóbulo de la oreja y con este material se practica el denominado examen biohematológico para conocer el diagnóstico fundamental, a través del cual el médico, según reza la propaganda, es capaz de "explicar los motivos de cualquier proceso padecido por cualquier persona, presente o ausente". En el examen se apuntan datos clínicos como "cristales cercados", o "goteados viscosos perlados". Este periódico intentó ponerse en contacto con algún facultativo de Inaodyt, pero Prada se negó a facilitar cualquier contacto o declaración sobre el método terapéutico que utiliza la sociedad.

Tratamientos dudosos

Los tratamientos suelen consistir en el líquido Fowler- solución, -que contiene arsénico, y que según un informe de la Universidad de Zaragoza, posee un efecto tóxico, productor de edema facial y vasodilatación-, la solución vínica, sin efectos comprobados; un desinfectante a base de limón, eucalipto y esencia de trementina, -obsoleta, según los expertos-; y una solución de magnesio que "no ha de usarse de forma indiscriminada".Según Alberto Salván, aseso jurídico del Colegio de Médicos de Madrid, se recibieron "a principios de los años ochenta, varias quejas de pacientes que habían tenido contacto con Inaodyt". La Comisión Deontológica del organismo realizó varias investigaciones, requiriendo a Prada que explicase el procedimiento diagnóstico y terapéutico de la asociación. "Prada Becares contestó insolentemente, y no hubo manera de precisar nada", recuerda este abogado.

El colegio se dirigió entonces a dos médicos que colaboraban con Inaodyt y, según Salván, "les sancionó privándoles de la colegiación. Uno de ellos fue Humberto Siero Estrada". El nombre de este facultativo vuelve a aparecer en el expediente de otra queja presentada en 1987 y, según afirmó este abogado, "estamos pendientes del dictamen de varias sociedades científicas para decidir las actuaciones en este caso".

"Por entonces pusimos en conocimiento los hechos al Ministerio de Sanidad y al Gobierno Civil, informando que no había director médico en Inaodyt y que los dos facultativos estaban sancionados. Les pedimos que abrieran una investigación y que cerrasen la sede de la asociación. Los dos organismos no contestaron a nuestro requerimiento", afirma Salván.

Gonzalo Herranz, experto en Ética Médica y presidente de la Comisión de Deontología de la Organización Médica Colegial, lamenta que existan sociedades como éstas "hacia las que se observan actitudes tolerantes ya que descargan en parte el sistema asistencial". Asimismo, recuerda que "el médico no puede asociarse con otros profesionales no médicos para llevar a cabo actividades pseudomédicas, según se recoge en el código deontológico de los facultativos".

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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