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El atún rojo sigue a la venta

Libia fuerza el voto en la reunión de Doha y la mayoría se opone a la propuesta europea de controlar el comercio internacional.- La decisión da un respiro a las almadrabas y los pesqueros españoles

El atún rojo no será una especie protegida y su carne seguirá viajando desde todo el mundo a Japón para ser consumido como sushi. La reunión de la convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas que se celebra en Doha rechazó las propuestas de Mónaco y la UE para restringir drásticamente el comercio internacional.

Un portavoz explicó desde Doha (Qatar) que una vez que Mónaco y la UE presentaron sus propuestas, Libia, un país con una gran industroa forzó la votación. "Tras un acalorado debate sobre los procedimientos, los países han decidido votar y las dos propuestas han sido rechazadas", según este portavoz. La propuesta europea obtuvo 43 votos a favor, 72 en contra y 14 abstenciones. La iniciativa de Mónaco recibió 20 a favor, 68 en contra y 30 abstenciones, según la ONG Oceana, que se mostró decepcionada por el resultado, aunque advirtió de que existe una pequeña posibilidad de retomar la prohibición.

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Mónaco proponía la inclusión del atún rojo en el convenio Cites, donde están leones, tigres, elefantes y otras especies en extinción. Tras una fuerte discusión, la UE enmendó esta propuesta y proponía incuirlo el atún rojo en esa lista en 2011 pero supeditado a los informes científicos de la Comisión del Atún del Atlántico Norte (ICCAT), el organismo que hasta ahora otorga las cuotas anuales. Muchos países, entre ellos España, recelaban del proceso porque no hay ningún pez con valor comercial en Cites, y esto supondría abrir una puerta para que los ecologistas influyeran mucho más en la política pesquera.

La decisión es muy importante para España, que tiene la mayor cuota de pesca de la UE. Limitar el comercio internacional ?aunque no afectara a las cuotas de pesca? tendría un gran impacto en la industria española, que suma 4.000 toneladas de pesca de las 22.000 autorizadas en el Atlántico norte y en el Mediterráneo. Un 80% de los ejemplares capturados en las almadrabas de Cádiz y Murcia o por los pesqueros de cerco de Tarragona acaba en Japón, donde los atunes se venden por miles de euros.

Los ecologistas se mostraron contrariados por la decisión. Greenpeace considera que esto condena al atún rojo a la extinción y WWF lo calificó como escandaloso. Los pescadores se algraron porque consideraban que la propuesta de Mónaco carecía de rigor científico.

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