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Columna
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Nuestra belleza reciclada

Una nueva cosmética unida al dinero ha venido a aportar la imagen del reciclaje ideal. Tan asombrosa viene a ser esta cosmética que no sólo devuelve a la persona la imagen de su foto guardada amorosamente sino que la hace reaparecer entre los demás como procedente de un ser que hasta ahora, durante estos años, se mantuvo ausente o enmascarado en una injusta enfermedad facial. La referencia no se agota en los diferentes casos de Ana Rosa Quintana, Lola Herrera, Isabel Preysler o Victoria Abril, sino que los efectos de esta fórmula, introducida mágicamente en la piel, van reajustando los cutis desde el nacimiento del pelo a la línea del escote, desde el fulgor de los pechos hasta la consistencia del brazo y su dibujo en la flacidez. Una pátina de juventud, desde la calle Serrano de Madrid al barcelonés paseo de San Gervasio, se halla ahora transformando la relación entre edad y apariencia, entre la vida y su usura, entre belleza y extinción. ¿O sería preciso, de acuerdo a la leyenda, que la edad fuera matando el brillo y la muerte no fuera otra cosa que la encarnación del horror?

Mujeres ingresadas en la temida cincuentena, rebotan de ahí a una plataforma radiante y lisa

Todos los cadáveres jóvenes y hermosos han contribuido a mejorar el prestigio de morir mientras cualquier despedida con la cara ajada empeora la consideración de existir. En consecuencia ¿por qué no extender integralmente ese bien, desde el mundo del espectáculo y la alta burguesía a cualquier cotizante de la seguridad social?

Ahora mismo, entre un número creciente de amigas que no pertenecen al plató va advirtiéndose una súbita transformación que las hace volver como por encanto a su porte de veinte años antes. Frente al reino de la palabra y los escritos, contra el cortejo oral y epistolar, el triunfo inmediato de la imagen. Una imagen con tratamiento, claro está, pero ¿qué no es sino tratamiento el estrés, la depresión, el cáncer, el accidente atmosférico o la decepción?

Los recelos respecto a la cosmética se justificaban cuando era tan imperfecta que traslucía la manipulación artificial pero ¿cómo no rendirse a los resultados de esta nueva escuela que opera en la intangibilidad de lo natural?

Mujeres que ya habían ingresado en la temida cincuentena, rebotan de esa región hasta una plataforma radiante y lisa. No son aquellas inmaduras chicas de veintitantos años sino exactamente este sujeto femenino que luce en el cenit de su constitución, puesto que aquello que logra la atinada combinación de factores bioquímicos inyectados es la apariencia de mujeres capaces de acercarse con sentido y sensibilidad a la profesionalidad, la sexualidad, el vicio o la maternidad.

Este nuevo tipo femenino sigue sin hallarse censado todavía en los cuadros demográficos pero va generando una nueva subespecie reciclada que de inmediato hallará su contrapartida en la recuperación del hombre. No muchas pero sí suficientes clínicas especializadas, atenciones privadas, moléculas y líquidos seleccionados van haciendo su efecto en la gestación de esta tendencia cuyo carácter supera al de una moda y cuyo desarrollo viene a ser la faz ascendente de una población que sigue el dictamen de la sostenibilidad.

No se necesita, además, demasiado tiempo para que esta notable transformación ciudadana ocupe las aceras, si es que no las está ocupando ya, puesto que varias decenas de seres reciclados y sin marca cosmética se habilitan en menos de veinticuatro horas. Aceptar estéticamente a un ser recosido o con postizos no es fácil para todos pero el nuevo fenómeno tiene menos que ver con el mundo de la cirugía que con el de la ecología, menos con la reparación que con la recuperación.

Se trata de rostros (¿cuerpos enteros?) que regresan puros desde los espejos, intactos y transportados hasta el presente como una declaración incuestionable de que la actualidad lo es todo. Lo es todo y en el punto exacto que no desearíamos haber perdido jamás. El pretérito despertó siempre pavor pero ahora, reelaborado, vuelve con los frutos de su mejor temporada, olorosos, firmes, aromáticos, venteando el éxito de una tecnología del reciclaje que al personalizarse obtiene, como un amante perfecto, la máxima prestancia de la materia carnal.

www.elboomeran.com

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