_
_
_
_
_

El boquerón ya no es malagueño

Las poblaciones de esta especie caen en picado en el mar de Alborán

El boquerón malagueño ya no es malagueño. El engraulis encrasicholus, mucho más plateado, de carne más blanca que los boquerones del Atlántico, de menor talla, con más brillo y sin tonos rojizos en ojos y agallas, apenas si se encuentra en los mercados de Málaga.

Varias son las razones que han provocado la casi total desaparición del rey indiscutible del pescaíto frito malagueño. Y en casi todas aparece la mano culpable del hombre.

La sobreexplotación del caladero malagueño viene de antiguo. Donde antes se extraían hasta 10.000 toneladas de boquerón al año ahora apenas si se llega a 500, a pesar de las paradas paradas biológicas en primavera y de los controles para evitar malas artes de la flota pesquera.

Otro agravante de la situación es la subida de la temperatura del agua del Mediterráneo a causa del cambio climático. En los últimos 50 años el la temperatura del Mediterráneo ha subido entre los 0,12ºC y los 0,5ºC. A esto se suma el aumento de la salinidad del mar a causa de la escasez de lluvias y del descenso de las aportaciones de agua dulce de los ríos. "No sabemos a ciencia cierta las causas que han provocado la caída en picado de la población de boquerón. Este año no hemos podido hacer el estudio habitual sobre pelágicos en el Mar de Alborán", señala Ana Giráldez, coordinadora de pelágicos del Centro Oceanográfico de Málaga.

Y es que al boquerón le gusta moverse donde se mezclan el agua dulce y la salada. El incremento de la salinidad merma las especies que componen su dieta -plancton, larvas de moluscos y pequeños crustáceos- y, por si fuera poco, propicia el desarrollo de sus depredadores, como el jurel y la caballa. Teoría o realidad, lo cierto es que casi ningún boquerón que llega a la mesa de los malagueños es autóctono. "A veces nos las hemos deseado para encontrar un boquerón malagueño en la lonja para realizar los muestreos", indica Giráldez.

"Esto no es novedad", asegura Miguel Ángel Segado, pescadero en el mercado de Atarazanas. "Hace ya años que escasea y la cosa va a peor. Los que entran vienen de Castellón, Tarragona, Grecia o de Italia; de Málaga pocos", cuenta.

Pero no sólo el boquerón ha perdido su carné de malagueño. Otras delicias del mar que se venden en los chiringuitos como "de la bahía" proceden de otras latitudes. "La coquina y la gamba son de Huelva, los salmonetes de Calpe o de Italia y lo que se vende como chanquete -especie cuya pesca está prohibida- o son crías de otras especies o vienen de piscifactorías chinas y no valen nada", indica Ana Jáuregui, pescadera del mismo mercado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_