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Reportaje:

La burocracia atenaza a la ciencia

Los científicos españoles denuncian la falta de apoyo administrativo y técnico a la investigación

Andrea Rizzi

Reservar habitaciones de hoteles. Ir a Correos. Dedicar más del 50% del tiempo laborable a trámites burocráticos. Así es, aunque parezca increíble, el día a día de muchos investigadores científicos españoles. Incluso los más prestigiosos. Los problemas de la ciencia en España no proceden sólo de la histórica escasez de fondos para investigación. También es una cuestión de grave insuficiencia de personal de apoyo -administrativo y técnico- y de una burocracia hipertrófica que impide a los investigadores poder concentrarse en su trabajo. "Dirigir un proyecto de investigación se ha convertido en un calvario", denunciaron este mes 525 científicos españoles en un texto publicado en EL PAÍS.

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"Recogimos las firmas en dos días", cuenta Juan Manuel García, director del Laboratorio de Estudios Cristalográficos del CSIC-Universidad de Granada y primer firmante del texto. "Fue una reacción espontánea ante un problema común. Ahora nos planteamos enviarlo al presidente del Gobierno y al Rey. En los últimos años los presupuestos para I+D han crecido, pero no hay avances en la creación de condiciones de trabajo eficientes. Eso dificulta la obtención de buenos resultados", critica García.

"Yo dirijo un proyecto de siete millones de euros de presupuesto y tengo que contratar a 17 personas", prosigue el científico. "Para empezar, no sé ni dónde meterlas. Luego, no puedo contratar a los mejores. Si la persona más adecuada para cierta tarea es un doctor japonés, puedo olvidarme, porque el trámite para la homologación de su título es un calvario y se solucionará demasiado tarde. Si necesito material para el laboratorio, a lo mejor me toca esperar meses, porque todo está centralizado, y va lento. Yo me dedico prácticamente a tiempo completo a tareas administrativas. Y cuando invité hace poco a una serie de prestigiosos científicos extranjeros para dar clases aquí durante unos días, tuve que ocuparme yo del tema hotel".

"El problema de fondo es que la Administración trata a la ciencia como cualquier otro servicio. Con los mismos mecanismos con los que se relaciona con una empresa que hará una autopista", observa José Luis Huertas, director del Instituto de Microelectrónica de Sevilla. "Hay demasiada rigidez. Así, por ejemplo, yo no puedo contratar a nadie que no haya indicado al principio del proyecto. Pero, si lo que se necesita para hacer una autopista es previsible, no es así con la investigación. Y si desarrollando un proyecto encuentro una pista que exige personal especializado que no se había previsto, tendré un gran problema. Tenemos mucha carga burocrática, pero ninguna autonomía o flexibilidad".

El Instituto de Microelectrónica de Sevilla cuenta con 35 doctores. Pero sólo con siete técnicos. Los científicos denuncian que la ratio de técnicos por investigador en España es hasta cuatro veces inferior a la de los países más avanzados, lo que obliga a los investigadores a perder tiempo en tareas que podrían desempeñar otros.

"Estoy de acuerdo con ellos en que existe este problema", comenta Miguel Ángel Quintanilla, secretario de Estado de Universidades e Investigación. "Sin embargo, no comparto la valoración implícita en su discurso. En los últimos tres años la inversión del Estado en I+D se ha duplicado. El número de investigadores ha crecido un 55%. Pero no se puede hacer todo a la vez. Así, frente a este gran impulso, el número de técnicos ha crecido sólo un 20%. Es verdad que hay un desajuste, pero es porque hay más dinero, más proyectos y más investigadores".

"España necesita incorporar a muchos jóvenes investigadores. Tenemos que recuperar una deficiencia histórica, reducir la distancia que nos separa de otros países", observa Carlos Martínez, presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). "El esfuerzo de estos años está siendo excepcional. Es cierto que hay problemas, pero se está trabajando para solventarlos. No es momento de llorar", prosigue.

Las estadísticas disponibles reflejan sólo parte del esfuerzo del actual Gobierno, ya que el último dato cerrado es el de 2005 (fruto del presupuesto de 2004). Ese año, en España el I+D representaba el 1,13% del PIB. El anterior, el 1,07%. La dinámica es positiva y los expertos calculan que en 2006 podría alcanzarse el 1,25%.

Sin embargo, el ritmo es insuficiente para alcanzar el objetivo del 2% establecido para 2010, según señala el INE, y la distancia es abismal no sólo con países punteros, que dedican más del 3% de su PIB a I+D, sino también con la UE-25, que alcanzaba el 1,81% en 2003, último dato disponible.

En todo caso, el esfuerzo realizado podría resultar estéril, temen los científicos, si no se corrigen los problemas que denuncian. Porque con ellos es difícil lograr resultados, y fácil que capitales privados y jóvenes talentos se vayan a otros países. "Si yo fuese un empresario con capital para I+D, no lo metería en España", dice García.

"Somos conscientes del problema y estamos poniendo remedio. Creamos el año pasado la oficina Eurociencia, que ayuda en la gestión de los trámites relacionados a fondos UE. Estamos elaborando un programa para la formación de personal especializado en la gestión de proyectos de investigación. Y, a través de la ley de reforma universitaria y de la de agencias flexibilizaremos el sistema y dejaremos más margen de actuación a los científicos", dice Quintanilla.

Fernando Horaldo, Juan Luis Arsuaga y Márius Rubiralta
Fernando Horaldo, Juan Luis Arsuaga y Márius Rubiralta

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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