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Reportaje:Vida & Artes

En la cama con el móvil, la tele y el correo

El dormitorio deja de ser íntimo y se va llenando de aparatos y actividades que obstaculizan el descanso y la sexualidad

A la cama, históricamente, se va para dos cosas: para dormir y para la otra. Ambas actividades del dormitorio parecen ir en retroceso ante la invasión del móvil y los ordenadores portátiles, sin olvidar el televisor, la bicicleta estática o del perro con morriña. Dormir en el dormitorio se está poniendo difícil (lo otro, imposible).

Antes de apagar la luz de la mesilla, lo último que hace uno de cada cinco norteamericanos no es despedirse de su pareja sino chequear su correo electrónico. Y lo primero al levantarse no es lavarse los dientes, sino chequear su correo. Estos hábitos no son cuestión masculina, también cae la mujer en la rutina del correo, aunque en menor medida (16% frente al 21%), según un estudio de Harris Interactive.

Mirar el correo antes de acostarse tiene el efecto de un café doble
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En España, sexólogos y clínicas del sueño comienzan a comprobar la conexión en la cama de insomnio y tecnología. "Los propios pacientes lo identifican: 'No desconectan", explica Eduard Estivill, director de la Clínica del Sueño.

"Las costumbres de vida actuales, con la creciente tecnología a nuestro alcance", añade Estivill, "conllevan pésimos hábitos para conseguir un buen descanso. El móvil como receptor de mensajes durante 24 horas, o las conexiones a Internet y redes sociales hasta el último momento antes de acostarnos son totalmente nocivos para el sueño".

A la decoradora Cuca Cermeño cada vez le llegan más encargos para que cada dormitorio tenga conexiones para todo. "Primero fue el televisor, pero luego las conexiones al teléfono y la red wifi; para los dormitorios de adultos y de niños".

El ordenador con Internet es el último aparato que ha entrado en el dormitorio para perturbar su paz; antes lo hizo el móvil, presente en el 93% de los hogares españoles, según el Instituto Nacional de Estadística. Es el segundo aparato del hogar, tras el televisor (99%), ambos cada vez más metidos en los dormitorios, apagados, encendidos o en stand by.

España no llega a tanto, pero en Estados Unidos el 67% de los hombres y el 64% de las mujeres se va a la cama con el móvil, según el Pew Research Center.

"El dormitorio es el santuario del descanso", explica Ángel García, consultor de la Escuela Europea de Feng Shui. "Todo elemento que recuerde los problemas del exterior debe quedar fuera de la habitación: libros de trabajo, tareas pendientes... El televisor, que mantiene psicológicamente activa a la persona. Las luces y pilotos también generan una atmósfera de actividad que interfiere en el sueño. Móvil, ordenador o agenda electrónica, fuera del dormitorio".

"La función dormir ha sido fagocitada por todas aquellas actividades que se desarrollaban en otros espacios de la casa", explica la arquitecta interiorista Blanca Mora Calderón. "En el dormitorio leemos el periódico, revisamos el correo, hacemos la compra, una transferencia bancaria... Desde la cama chateamos, escuchamos música, vemos la televisión... Y para todas las funciones, un aparato que se coge con una sola mano".

"Nuestras casas ya recuerdan a los hoteles, 'Habitación doble con uso individual', porque hemos hecho unipersonales los usos. Mientras tú haces la compra yo cierro una cita en París. Las nuevas tecnologías nos han hecho vivir en espacios más flexibles, pero también más solitarios", resume Mora Calderón.

"La mesilla se ha convertido en contenedor de las nuevas tecnologías donde los enchufes de recarga se multiplican", analiza la arquitecta María Martín-Escanciano. "Ya no hay hueco para la pequeña lámpara que acompañaba la última lectura. Tampoco encontramos el despertador, suplantado por el móvil. El dormitorio con escritorio, baúl, tocador y cómoda se ha reducido a la cama y a un mueble de apoyo".

Parece que cualquier vicio pasado fue mejor. "El televisor unía a la pareja. Los dos veían la misma película", recuerda la sexóloga María Pérez Conchillo. "Pero ahora uno ve la tele y el otro está con el portátil. Nos encontramos con problemas de aislamiento que tienen su causa en el móvil, en el ordenador y en Internet".

Para Pérez Conchillo, directora del Instituto Espill de sexología, la competencia de la pareja no es ahora una tercera persona, sino la máquina. "La videoconsola, el ordenador, el móvil están robando el tiempo que dedicábamos a interactuar con la pareja. Me han llegado casos en que la infidelidad se produce en la misma cama, con la pareja al lado, porque el otro, o la otra, está con su portátil chateando y flirteando virtualmente".

Pérez Conchillo interpreta que la actividad con estas tecnologías tiene a su favor una estimulación satisfactoria inmediata que, además depende de ti. "Tú tienes el poder, el control de decir cuando se empieza y cuando se acaba. Es más cómodo que escuchar a tu pareja, con quien no tienes el poder absoluto; sin embargo, cuando acaban su actividad virtual tienen una sensación de vacío, de insatisfacción emocional", dice la sexóloga.

La psicoterapeuta italiana Serenella Salomoni aun no ha analizado los efectos del portátil en el tálamo, pero asegura que en un dormitorio con televisor las cópulas se reducen al 50%. Según Salomoni, los italianos tienen relaciones sexuales dos veces a la semana, 104 veces año. Según Durex, los españoles, 118, a una velocidad media de 16 minutos, menos que un corte publicitario de Tele 5.

Estivill explica por qué la actividad perjudica al sueño: "El estado de vigilia está controlado por nuestra corteza cerebral y el sueño se produce en las estructuras más profundas de nuestro cerebro. Para que el sueño aparezca es preciso un periodo de desconexión de nuestra corteza cerebral, que puede durar un mínimo de dos horas. Si el cerebro está activado por los estímulos de las tecnologías es imposible que al entrar en la cama el sueño aparezca con rapidez".

La preocupación por el insomnio llegó al hotel Crowne Plaza, que encargó un estudio para saber qué estaba pasando. Chris Idzikowski, del Centro del Sueño de Edimburgo, lo achacó, aparte de a cenas copiosas, a la actividad profesional antes de dormir. Según él, comprobar los correos electrónicos antes de acostarse tiene el mismo efecto en el cuerpo que tomarse un café doble.

"Los estudios muestran que la luz de un portátil o una Blackberry está lo suficientemente concentrada como para indicar al cerebro que pare de producir melatonina, hormona natural que impide la alteración del sueño", explica Idzikowski. "Rodearse de un entorno relajado y tener tiempo para disminuir el ritmo vital es esencial para asegurarse una buena noche de descanso, junto con el silencio, la oscuridad y la comodidad", añade.

Estivill tiene su fórmula para un buen sueño: "No realizar ninguna actividad relacionada con el trabajo o vida cotidiana compleja al menos dos horas antes de acostarse. Por tanto, apagar el ordenador, el móvil, y todo lo que pueda activarnos".

El 21% de hombres de EE UU mira el correo electrónico en la cama.
El 21% de hombres de EE UU mira el correo electrónico en la cama.GETTY

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