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El camino hacia un tercer brazo

Un estudio demuestra que el cerebro controla con un mapa motor dispositivos externos como si se tratar de una extremidad más

Hay un símil muy repetido: "Es como montar en bicicleta: una vez que aprendes, nunca te olvidas". El cerebro es capaz de construir un mapa al que recurre siempre que el individuo se sube a una bicicleta, pese a que el cuerpo haya cambiado con los años. Un estudio de la Universidad de Berkeley, EE UU, dirigido por el español José Carmena, ha demostrado ahora que el cerebro también construye estructuras mentales estables para poder controlar dispositivos externos, como si se tratara de una extremidad añadida.

La investigación, que publica la revista científica online Plos Biology, demuestra que los monos son capaces de construir dichos esquemas. Para ello, los científicos introdujeron en el cerebro de los primates un decodificador, una especie de cordón espinal que traslada las señales neuronales desde el cortex motor al movimiento del cursor. Los primates lograron, tras varios días, hacerse con el control del cursor. "Lo que hemos constatado es que el cursor, un dispositivo artificial, queda incorporado en la representación sensorial y motora del cerebro", explica a EL PAÍS el profesor Carmena. "El cerebro del mono hace funcionar el cursor de manera automática, como si fuera un tercer brazo, sin necesidad de tener que centrarse en esa actividad", añade Carmena.

Los investigadores, después de dos semanas, introdujeron un nuevo decodificador en el experimento. El primate, de nuevo, lograba controlar el cursor. Si se volvía a introducir el primer decodificador el mono acudía al primer esquema sensorial y motor para controlarlo. "Hemos demostrado que el cerebro es capaz de formar una memoria motora para controlar un aparato externo al cuerpo y que ese esquema no se olvida", declara Carmena.

"La aplicación final" añade "estará en el campo de las prótesis motoras, cuando estas sean más complejas, y podamos hacer que el cerebro humano las controle de manera automática, sin tener que pensar en el movimiento, tal y cómo sucede con un brazo o una pierna".

Ilustración del experimento en el que se ha demostrado que el cerebro es capaz de de crear una representación de un cursor, y moverlo como si se tratara de una extremidad propia (ilustración John Blanchard)
Ilustración del experimento en el que se ha demostrado que el cerebro es capaz de de crear una representación de un cursor, y moverlo como si se tratara de una extremidad propia (ilustración John Blanchard)

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