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Reportaje:

A la caza de (casi todas) las especies invasoras

El borrador del primer catálogo de animales foráneos permite conservar fauna de interés cinegético o pesquero

El primer catálogo español sobre especies invasoras que prepara el Ministerio de Medio Ambiente tiene sorpresa. El borrador establece las 168 especies consideradas como invasoras, que van desde la hormiga loca hasta el picudo rojo, del mejillón cebra a la rana toro. La orden es erradicarlas porque amenazan el ecosistema. Pero no todas. El ministerio planea, según el borrador del pasado día 5, un capítulo aparte para un grupo de especies foráneas que podrán permanecer, bajo control y en algunas zonas. Se trata del siluro en el Ebro, el arruí en Sierra Espuña o el pez gato en el Júcar, el Ebro o el Tajo. Especies con interés para la caza y la pesca, algo que los ecologistas consideran un contrasentido.

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Medio Ambiente insiste en que este es solo un borrador que aún tendrá recorrido, pero sostiene que hay especies que, por su papel ecológico, no conviene erradicar del todo. El ministerio planea presentar el borrador antes de final de año.

La Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, de 2007, ordenó crear el catálogo para unificar la lucha contra las especies invasoras, competencia de las comunidades autónomas. El texto reconoce que la integración de estas variedades "en los ecosistemas nativos ocasiona graves perjuicios a las especies y a los hábitats autóctonos, pero también a la economía, especialmente, a la producción agrícola, ganadera y forestal, e incluso a la salud pública".

Algunas, como el visón americano, el mejillón cebra o el mapache, se reproducen de forma descontrolada, ocupan el lugar de especies autóctonas y alteran los ecosistemas. El aumento del transporte internacional -algunos barcos las han introducido en sus tanques de lastre- y la moda de tener animales de compañía exóticos que acaban en el campo han contribuido a la expansión descontrolada del fenómeno. En 1992, el Convenio de Diversidad Biológica de la ONU reconoció el problema y desde entonces proliferan las medidas para combatirlo.

El catálogo, enviado para consultas a científicos y comunidades, enumera las especies que hay que erradicar. No menciona el eucalipto, que se usa para obtener madera, pero sí incluye otras 88 especies de plantas: el camalote que cubre el Guadiana, el alga asesina caulerpa, la uña de gato y hasta especies ya tan familiares como la pita. Hay crustáceos como el cangrejo rojo -un equipo del CSIC acaba de descubrir que ya forma parte de la dieta de vertebrados en el Guadalquivir- o insectos como el picudo rojo que azota las palmeras de media Península. Hay mamíferos como el mapache (que comenzó como mascota y que ya cría sin control), aves como la malvasía y peces como la gambusia, introducida en los setenta por el Gobierno desde EE UU para acabar con el paludismo. Las comunidades autónomas deberán establecer planes para erradicar estas especies y si por casualidad alguien atrapa uno de estos animales "no podrá ser devuelto al medio natural", sino que debe entregarla a las autoridades. Quien tenga uno de estos animales deberá registrarlo y evitar que se escape.

La polémica surge en el tercero de los grupos. Aunque inicialmente el borrador afirma que "las especies incluidas en el catálogo no podrán ser consideradas especies pescables ni cazables, ni podrán ser gestionadas con el objetivo de favorecer su conservación".

Sin embargo, más adelante fija excepciones y da un breve listado de algunas especies que en determinados lugares "podrán ser objeto de medidas de gestión por las comunidades autónomas y ciudades con estatuto de autonomía, dirigidas a su control, erradicación y contención".

Pedro Brufao, coordinador de la ONG Ríos con Vida, considera que eso deja vía libre a las comunidades para preservar especies invasoras: "El siluro en el Ebro fue introducido para pescar y, como ya hay una industria de la pesca, ahí no se atreven con él y no obligan a erradicarlo. La excepción va contra la propia ley". El listado incluye el siluro en determinadas zonas del Ebro y del Tajo. En Tarragona hay turistas británicos que acuden solo para pescar este animal. También está el arruí en Sierra Espuña (Murcia). "Los trofeos de caza y pesca" en esa lista de exclusiones "requerirán una autorización específica" de la comunidad "para su transporte, tenencia o exportación" fuera de ese área.

Perros asilvestrados

El borrador de real decreto para el desarrollo del catálogo español de especies exóticas invasoras y la protección de especies autóctonas indica que hay que erradicar a "los ejemplares de perros y gatos asilvestrados que se encuentren en libertad en el medio natural".

El borrador deja abierta la puerta a empezar a exterminar con urgencia una especie si aparece alguna no contemplada y permite a las comunidades autónomas establecer catálogos complementarios que amplíen el listado del Gobierno.

Además, hay otra lista de especies con "potencial invasor" a las que hay que prestar atención porque han demostrado capacidad de adaptación en "otros países y regiones".

En España, el Código Penal ya establecía como delito "la introducción o liberación de especies de flora o fauna no autóctona que perjudiquen el equilibrio biológico".

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