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La cenicienta de las renovables

Todos los estudios confirman a la biomasa como estratégica en el sector energético y en creación de empleo. Sin embargo, no termina de arrancar

El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, la tildó de cenicienta de las renovables y no hizo sino mostrar públicamente lo que es un sentir general en el sector energético. El pasado lunes se presentó en Madrid el Plan de Energías Renovables 2011-2020 y todavía resonaba uno de los mayores fracasos del PER 2005-2010: el de los objetivos de la biomasa. Entonces se propuso alcanzar los 2.039 megavatios eléctricos instalados en España en 2010, año al que se llegó con 533 megavatios.

Por el contrario, raro es el informe que periódicamente no revela las potencialidades de la biomasa, y no solo desde el punto de vista energético, sino también de desarrollo social y creación de empleo. Uno de los últimos lo publicó el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), al situar a esta fuente de energía como uno de los cuatro ámbitos prioritarios de creación de empleo en el medio rural. Sin embargo, la potencialidad no va acorde con la realidad.

La biomasa para térmica genera 135 empleos por cada 10.000 habitantes

El PER 2011-2020, además de marcar nuevos objetivos eléctricos a la baja (ahora se sitúan en 1.350 megavatios para 2020) y de tener más en cuenta la aportación de la biomasa térmica (calefacción y agua caliente sanitaria), aporta información que ahonda en las potencialidades. Por ejemplo, simplemente los residuos agrícolas, tanto herbáceos como leñosos, y los procedentes de aprovechamientos madereros suman un potencial disponible de 33,5 millones de toneladas anuales, casi el doble de lo necesario para el cumplimiento del objetivo de los 1.350 megavatios.

Hay materia prima, pero cuesta darle salida. Incluso en el ámbito térmico, donde tanto el gasóleo como el gas, a pesar de ser combustibles más caros y contaminantes, van muy por delante de la biomasa, especialmente en las calderas para viviendas. En esta área, la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa aporta también datos sobre sus ventajas laborales: "La biomasa para uso térmico genera 135 empleos por cada 10.000 habitantes, frente a los 9 del gasóleo y el gas natural".

Aparte de la labor actual del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) con los programas Biomcasa y GIT, y el impulso que se pretende dar a través del PER con el sistema de incentivos al calor renovable (Icaren), otros organismos, como la Dirección General de Desarrollo Sostenible del Medio Rural y la Fundación Biodiversidad, ambos del MARM, también apoyan proyectos con la biomasa como referencia. Los proyectos La energía de nuestros antepasados y Fórmate-Bio, entre otros, demuestran la competitividad de esta energía a través de la producción de pellets y la formación, respectivamente.

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