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En competencia con el Opus

Cuando el dictador Francisco Franco nombró por primera vez ministro a un miembro del Opus Dei, el fundador, san Josemaría Escrivá de Balaguer, exclamó, eufórico, ante sus fieles: "¡Nos han hecho ministros!". Fue en los años sesenta y, para entonces, los Legionarios de Cristo, sin ruido apenas, ya eran numerosos en España y competían en poder, influencia y franquismo con los siervos de la Obra, mucho más ruidosa y visible. Hoy, en plena democracia, los Legionarios tienen más ministros que el Opus en el Gobierno del PP, aunque no consta que su fundador, el mexicano Marcial Maciel Degollado, se implicase en esos afanes con el entusiasmo de Escrivá.

Maciel fundó los Legionarios en México en 1941, y creció a duras penas en medio de la marea anticlerical que reinaba en aquel país tras la terrible guerra de los Cristeros. Como otros tantos fundadores, intentó desde el principio viajar a Roma en busca del apoyo papal, y lo logró a través de España, en 1946, apadrinado por el ministro de Asuntos Exteriores de la época, Alberto Martín Artajo, el entusiasta propagandista católico que Franco había colocado al frente de la diplomacia para hacerse perdonar las relaciones de la dictadura militar con Hitler y Mussolini cuando la Segunda Guerra Mundial empezaba a torcerse sin remedio para el fascismo y los nazis.

Los nombres famosos

Los Legionarios han crecido desde entonces mucho en España, ajenos los católicos de este país, debido a la censura franquista, a los escándalos y las campañas contra su fundador en países con libertad de expresión. Hoy cuentan con una universidad -la Francisco Vitoria, en Pozuelo de Alarcón, Madrid-; dos seminarios -en Salamanca y Valencia-; seis colegios y varias guarderías, además de residencias repartidas por todo el país, fundaciones, ONG, etcétera. Uno de los especialistas religiosos que ha escrito un libro sobre esta congregación recientemente, el periodista José Martínez de Velasco, redactor jefe de la agencia Efe, relaciona con los Legionarios de Cristo a Ana Botella, Cayetana de Alba, Alicia Koplowitz, Gustavo Villapalos y los ministros Ángel Acebes y José María Michavila.

Pero el gran padrino de la organización en España fue, sin duda, el empresario Íñigo de Oriol e Ybarra, presidente de Iberdrola. "Los padres Oriol": así se conoce en la congregación a los cuatro sacerdotes legionarios que han salido de esa familia. Ordenados curas, o en proceso de serlo, hay unos quinientos (3.000 en todo el mundo), pero su fuerza, lo que más entusiasma al Papa romano, es su capacidad de movilización entre la juventud conservadora, ajena a las campañas -acusaciones nada veladas- que cada poco resurgen contra Maciel por un viejo asunto de abuso de menores, del que hay ocho denuncias formales de otros tantos correligionarios, según recoge el citado libro.

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