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"Una conciencia moral y cívica"

J. A. Aunión

Con un gran parecido a la asignatura obligatoria de Ética que redactó en 2000 el Gobierno del Partido Popular, se publicaron en enero de 2007 los contenidos de la nueva materia, también obligatoria, de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Se trata de unos contenidos mínimos tan flexibles que han permitido desde su adaptación al ideario de los centros católicos (con el beneplácito del Gobierno socialista) a la redacción de libros de texto con muy distintos sesgos ideológicos.

- Transmisión de valores. El contexto de la materia debe permitir que "la participación, la aceptación de la pluralidad y la valoración de la diversidad ayuden a los alumnos y alumnas a construirse una conciencia moral y cívica acorde con las sociedades democráticas, plurales, complejas y cambiantes en las que vivimos". A pesar de su redacción, prácticamente igual a la hecha en la Ética de 2000, este punto está en el centro del debate: ¿Tiene derecho el Estado a transmitir valores morales o corresponden únicamente al ámbito de la familia?

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- Ética común. "El estudio de los Derechos Humanos desde la perspectiva ética y moral lleva al alumnado a la comprensión de los fundamentos morales de la convivencia, identificando los distintos elementos comunes que desde las diversas teorías éticas se aportan para la construcción de una ética común".

Para Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia (una de las principales asociaciones contrarias a la materia), se pretende sustituir la "ética personal arraigada en la tradición moral" por esa "ética común", basada principalmente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que son sólo "normas jurídicas valiosas", dice en un texto colgado en su página web.

Los contenidos de Ciudadanía, sin embargo, sostienen lo siguiente: "El artículo 27.2. [de la Constitución] dice que la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad en el respeto a los principios democráticos de convivencia y los derechos y libertades fundamentales, que debe interpretarse según lo establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos [...]"

- Homofobia. La única mención a la homosexualidad que ha quedado en los contenidos de Ciudadanía es el rechazo a la homofobia: "Valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de los prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos".

Blanco, en el texto citado anteriormente, se queja de que "homofobia" es un "término sectario" y de que el Papa y el propio Foro de la Familia han sido calificados como tales por defender la familia tradicional. Además, la Iglesia y los defensores de la objeción han rechazado la mención de la homosexualidad vista desde la "ideología de género". Según ellos, el sexo, es decir, ser varón o ser mujer, es suplantado por el género, algo que, dicen, puede ser cambiante.

- Libros de texto. El amplio abanico ideológico de los manuales de Ciudadanía va desde los más neutrales en los temas polémicos, hasta los que recogen la visión más tradicional de la Iglesia católica (defensa de la familia tradicional, rechazo del aborto, del matrimonio homosexual) o los que dan información exhaustiva de anticonceptivos o critican a la Iglesia por condenar las uniones gays.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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