El conocimiento del genoma del VIH abre la puerta a nuevos fármacos
Del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, el que causa el sida) se dice que es el mejor conocido de la historia. Pero faltaba la estructura más básica, la clave de todo su funcionamiento: su genoma. Pero esta arquitectura interna, el conjunto de instrucciones para los genes que regulan su funcionamiento, ha sido descifrado por un equipo de la Universidad de Carolina del Norte, y hoy es portada de la revista Nature.
Como otros virus, en este caso el genoma no está formado por una doble cadena de ADN. Son dos cadenas sencillas de ARN (moléculas que en organismos más desarrollados no actúan como libro maestro de las instrucciones para la vida, sino como copias parciales de éstas).
La diferencia tiene importantes implicaciones. El ADN, conservado como una doble cadena dentro del núcleo celular, es mucho más estable. Lo que importa es su secuencia, y poco más. En el ARN, en cambio, al ser sólo una cadena sencilla, la manera en que está plegado tiene un cometido fundamental. Poniendo un símil doméstico, el ADN es como una cremallera cerrada, y el ARN como una de sus hileras de dientes, y tiene más tendencia a enrollarse y a engancharse. Y esta estructura tridimensional variable influye en el comportamiento del virus.
Con la secuenciación (en verdad, son dos cadenas de unos 10.000 nucleótidos cada una), los investigadores esperan dar claves para el desarrollo de nuevos fármacos que impidan que el virus infecte a las células del sistema inmunitario y, al reproducirse dentro de ellas, las destruya. Algo necesario para frenar una epidemia que afecta ya a 33 millones de personas.
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