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La convención contra la desertificación trata de acordar un plan a 10 años

A la octava va la vencida. Ése es el objetivo de los más de 2.000 delegados de 121 países que ayer comenzaron en Madrid la VIII Convención de la ONU contra la desertificación del planeta. El objetivo es que, tras más de 10 años de reuniones, los Gobiernos se comprometan, por fin, a hacer algo que frene un problema que pone en peligro los medios de subsistencia de 1.200 millones de personas.

Los Príncipes de Asturias, que inauguraron el acto, recogieron este deseo. Siendo ésta la octava convención cabe la pregunta de por qué ninguna de las anteriores alcanzó ese punto. Según los representantes de las ONG que se manifestaron a las puertas del Palacio de Congresos bajo el lema Una convención sin acción causa desertificación, la respuesta a esa pregunta está en la falta de compromiso de los países para proporcionar más recursos contra la degradación de los ecosistemas.

Los manifestantes pidieron que la convención no sufra la muerte silenciosa de las anteriores reuniones de este foro, creado hace más de una década. El portavoz de la conferencia, Rajeb Boulharouf, declaró ayer a este periódico que lo que se busca en esta ocasión es que los 191 países participantes suscriban un plan estratégico para los próximos 10 años. "Es difícil poner de acuerdo a todos. Ha costado mucho tiempo hacer ver que la desertificación es un fenómeno que causa otros problemas como la inmigración. Hay soluciones y éstas consisten en poner más dinero", señaló.

La tala indiscriminada, el derroche de agua y la erosión del suelo han conseguido causar este efecto en una tercera parte de la superficie terrestre. Los más perjudicados son el continente africano y los países del Mediterráneo, con España a la cabeza.

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