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La defensa de la enfermera culpa al hospital de descuidar la seguridad

La OMS fijó pautas en 2007 para evitar errores como el que mató a Ryan

La defensa de la enfermera que el pasado domingo se equivocó en la vía de suministro de la alimentación del fallecido Ryan, alegará que el error se podría haber evitado si el hospital Gregorio Marañón de Madrid "hubiera cumplido con las garantías exigibles de seguridad". Fuentes de la asesoría jurídica que ha asumido la representación legal de esta profesional -abogados del Colegio de Enfermería de Madrid- intentarán paliar la responsabilidad de la joven en la muerte del bebé.

"El hospital no puede cargar sobre la enfermera toda la responsabilidad y lavarse las manos", afirma una de las citadas fuentes. El centro sanitario no había asumido "precauciones básicas y de muy bajo coste" para evitar errores como el que se produjo. La defensa citará, entre otros, la ausencia de una cautela tan simple como inutilizar la vía de entrada de un catéter a sustancias incompatibles. Es decir, imposibilitar que la aguja de la jeringuilla con la que se suministra la alimentación quepa en el orificio de un catéter que no pueda recibirla. Algo que tienen muchos centros sanitarios.

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La defensa también insistirá en la imprudencia que, a su juicio, supone dejar sola a una joven enfermera en su primer día de práctica en una unidad delicada, como neonatología. "Es incomprensible que a la supervisora se le pasara por alto algo así", comentan las fuentes de la defensa.

Ya en 2007 la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió una serie de recomendaciones para reducir los daños relacionados con la atención sanitaria. Este organismo aconsejaba entonces la conveniencia de implantar medidas preventivas -muchas de ellas "sencillas y baratas", dice- para "eliminar los errores de administración por vías equivocadas".

Fórmulas como la creación de barreras físicas para eliminar la posibilidad de interconexiones entre tubos y catéteres médicos que sirvan para funciones distintas, implantar un sistema que distinga por colores los tubos y las conexiones, la utilización de bombas de infusión diferentes para un tipo de vía u otras o que se diseñen y utilicen catéteres y tubos diferenciados para según que tipo de vía, de manera que sea imposible interconectarlos.

El diseño de estos dispositivos, dice la OMS, "puede permitir conectar inadvertidamente las jeringas y tubos equivocados, y luego administrar medicamentos o líquidos a través de una vía no deseada y por lo tanto incorrecta". Esto es lo que le ocurrió a Ryan. La OMS explica en su documento Soluciones para la seguridad del paciente que "las conexiones incorrectas de tubos y catéteres pueden tener como resultado errores de medicación por vías equivocadas y graves lesiones o la muerte del paciente". A este respecto, la guía recuerda casos similares ocurridos en EE UU y Reino Unido.

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