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La desertización avanza en España y afecta ya a más del 30% del territorio

En el 100% de Murcia, Valencia y Canarias, el riesgo de que se convierta en un páramo es alto o muy alto

La desertización avanza en España y afecta ya a más del 30%del territorio, sobre todo del sureste peninsular -el 69,7% de Almería es un páramo-, aunque sus efectos se extienden también hacia el interior. Ante la celebración hoy sábado del Día Mundial de lucha contra la Desertización y la Sequía, varias organizaciones e instituciones han incidido en la amenaza que supone para la humanidad la erosión del suelo, y en que ningún continente se libra de sus consecuencias. Los expertos apuntan a que, en un futuro muy cercano, los principales conflictos serán por el agua.

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Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, un total de 159.337 kilómetros cuadrados (de los 506.061 que ocupa España) sufren un riesgo alto o muy alto de desertización, lo que supone un 31,49% del total, y en 109.712 kilómetros cuadrados (el 21,68%) el riesgo es medio. En tres comunidades (Murcia, Valencia y Canarias) el riesgo de desertización alto o muy alto afecta casi al 100% del territorio: en Murcia es del 99,09%, en la Comunidad Valenciana del 93,04 y en Canarias del 90,48. Por detrás se encuentran Castilla-La Mancha (el riesgo alto o muy alto afecta al 43,68% de su territorio), Cataluña (41,88), Madrid (37,52), Aragón (28,66), Baleares (25) y Andalucía (22,30). Almería es la provincia andaluza más dañada por la desertificación, que afecta al 69,7% de su superficie, según una investigación de la Consejería de Medio Ambiente. En el resto de comunidades, el riesgo es muy bajo o nulo.

Para mitigar los efectos de la desertización en España, el Ministerio de Medio Ambiente tiene previsto invertir en el cuatrienio 2005-2008 y en colaboración con 13 comunidades, unos 83 millones de euros. El Ejecutivo ha planeado en colaboración con las comunidades autónomas actuaciones como la implantación de cubierta vegetal protectora y fijadora de suelos, que tolere las condiciones de aridez extrema, la escasez de agua y las tensiones derivadas del cambio climático.

1.200 millones de afectados

El Día Mundial de Lucha contra la Desertización y la Sequía fue instituido por la ONU en 1994 para sensibilizar a la sociedad de la necesidad de la cooperación internacional para luchar contra este fenómeno, después de las graves consecuencias que las sequías provocaron en varios países, sobre todo africanos. Según los datos de la ONU, la degradación del suelo afecta a 1.200 millones de personas que viven fundamentalmente de la agricultura y la ganadería, y unos 200 millones sufren los efectos de la desertización hasta el extremo de verse obligados a abandonar sus tierras y emigrar a otras zonas.

El fenómeno afecta de una forma severa a países como Kazajistan o Uzbekistán debido a los planes agrarios que han convertido en desiertos miles de kilómetros cuadrados, o a la región africana del Sahel, al sur del desierto del Sáhara y que está avanzando en países como Malí, Mauritania, Chad o Senegal. La organización Amigos de la Tierra ha insistido hoy en que éste es uno de los problemas medioambientales más graves porque genera pobreza, hambre y afecta a la salud, y en que la solución no requiere grandes tecnologías sino un cambio de actitud de ciudadanos y de gobiernos ante asuntos como el cambio climático, el tratamiento de residuos o la organización del territorio con criterios de sostenibilidad.

Intervida ha observado que la desertización es un proceso debido casi exclusivamente a la acción del hombre, y que afecta también a regiones como América Latina o el Caribe, que cuentan con la reserva hidrológica y con las reservas más extensas de tierra cultivable del mundo. Según datos de esta organización, grandes bosques y selvas de ese continente están afectados por la deforestación y 313 millones e hectáreas amenazadas directamente por la deforestación; el 16% de la tierra en América Latina y el Caribe está ya degradada y en México y América Central el problema afecta al 26% del suelo.

Vista general del desierto de Tabernas, en Almería.
Vista general del desierto de Tabernas, en Almería.EFE

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