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"La desigualdad de sexos todavía existe"

Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, ELPAIS.com recoge un conjunto de reflexiones de mujeres que cuentan sus experiencias. En ellas, queda patente que aún hay que luchar para lograr la igualdad de sexos en nuestra sociedad actual.

Dulce Mesa Siverio (La Guancha, España)

Mi experiencia me confirma que la desigualdad existe. Para nada creo que se haya logrado la igualdad. En 2006 tuve una entrevista de trabajo para una empresa a nivel nacional. Estaba muy ilusionada, porque me dijeron que tenía un buen currículum, ilusión que fue decayendo cuando me dijeron que en la sede donde iría a trabajar, si me elegían, trabajaban trece personas y que sólo dos eran mujeres (frase que recalcaron). Hice una buena entrevista, pero volvió a caer el ánimo cuando me preguntaron si estaba casada y si tenía hijos (no tengo hijos, pero su conclusión seguramente fue que con 30 años tendría muchas posibilidades de quedarme embarazada). Total que me quedé con mal sabor de boca, nunca me llamaron y eso que estuve insistiendo en que me interesaba muchísimo el trabajo. La desigualdad existe, por supuesto.

Ana Luisa Pérez (Madrid, España)

Soy una empleada de una empresa perteneciente al grupo del Banco Santander y estoy esperando un hijo. Esta empresa la semana pasada me dio una carta en la me dicen que no debo acudir a mi lugar de trabajo; de hecho no me dejan entrar en sus instalaciones. Lo único que puedo hacer es "aceptar una baja incentivada". La verdad es que las mujeres no cuadramos muy bien en la vorágine de esta entidad y menos si estamos embarazadas. Pero, eso sí, la propaganda del banco nos bombardea todos los días con lo estupenda que es su política de conciliación. Sólo es propaganda.

Carmen Rodríguez (La Laguna, España)

Trabajo en la universidad, soy profesora, y afortunadamente en mi entorno laboral la igualdad es la norma, tanto entre el profesorado como a nivel de laborantes o de personal de administración. Hemos tenido rectoras, decanas, vicedecanas, incluso guardias de seguridad, y creo que diferencias... sólo las que podamos tener cada uno/a en su mente. ¡Ojalá en otros ámbitos de la vida fuera igual!

Ania Aparicio Havia, 42 años. (Madrid, España)

En casa del herrero, cuchillo de palo. Llevo 21 años (la mitad de mi vida) siendo interina para la Administración de Justicia, sin cobrar trienios, sin poder pedir traslado, sufriendo acoso laboral, ‘mobbing’. En el resto de Administraciones se hacen concurso-oposición, en Justicia no, para regularizar laboralmente a este colectivo. Tengo 2 hijos menores, su padre está desaparecido, no cobran pensión de alimentos, mi sueldo es de 1.113,00 euros, ¿alguien da más?

Ana (Valencia, España)

Sufrí la discriminación de ser chica y no chico, y a diferencia de lo que se pueda pensar, no lo tomé como una postura machista por parte de mi padre. Lo tomé como algo personal. Lo que quiero decir es que era yo como persona, -mis gustos mis aficiones, mi forma de ser- lo que provocaba esa situación desigual. Así que aún hoy creo, (porque me niego a pensar que es por ser mujer) que la desigualdad es la no aceptación de personas, no de sexos. Postura utópica, pero me niego a pensar de otro modo.

Teri Navarro Pérez, 44 años. (Sabaris, España)

Nací en una familia con recursos económicos bajos. Para estudiar en la Universidad tuve que trabajar y asistir a clases. No fue imposible pero sí un reto bastante difícil para mí. LLegaba muchas veces cansada a casa y me ponía a estudiar hasta la madrugada. Pero era joven y con muchas motivaciones y sobretodo pensaba que esa situación no duraría mucho. Al acabar mi carrera tuve la fortuna de ser becada por la Unión Europea para hacer el doctorado en Gales (Reino Unido). Allá me fui y comencé mi doctorado y lo acabé. Pensé que mi vida estaba encaminada y que era el momento de plantearme otro reto más importante como era el de ser madre. Jamás pensé que esa decisión me costaría mi vida como científica. En el momento de dar a luz tuve la suerte de trabajar a tiempo parcial y de poder estar con mi niña. Cuando acabé el proyecto ya no pude encontrar nada más. Entonces tomamos la decisión de regresar a mi país (España) y aquí ha sido peor. LLevo casi tres años en España y las posibilidades se me han reducido muchísimo. Ahora, o soy mayor (44 años), o no puedo dedicar todo el tiempo que el trabajo merece o tengo un curriculum muy grande para poder optar a otro trabajo que no sea de ciencia. Me paso los días buscando algo que hacer, a pesar de que me he matriculado en un Master, y buscando trabajo en periódicos e Internet. Me siento muy frustrada porque el único trabajo que hago es el de ama de casa y no esta para nada valorado. Sé que hay mucha gente que esta igual o peor que yo, pero eso a veces no me vale para no sentirme tan deprimida. Necesito realizarme como persona trabajadora aunque puedo decirles que el otro papel que me ha tocado por decisión propia, ser madre, jamás lo cambiaré. Al menos tengo una hija que me agradece el haber tomado la decisión de tenerla. Yo seguiré cumpliendo años y haciéndome vieja para ejercer como trabajadora fuera de casa y para poder aportar ingresos económicos a mi hogar. Sigo pensándome cómo le explico a mi hija que el estudiar te da la libertad e independencia personal. Sigo deprimida pero aún me mueve el día de la mujer trabajadora y que igualemos en todos los casos al hombre como género.

Amelia Roca (Madrid, España)

Existe la igualdad entre hombre y mujer. A simple vista parece que la frase tiene mucho de qué hablar cuando en realidad es tan obvia: es absurdo igualar a dos seres tan diferentes. Mi madre estando en mi casa me dijo:"Hija me das pena, antes nuestro marido nos regañaba por no estar la cena a la hora exacta, y tú con la ilusión con la que le esperabas con los niños acostados y la casa para vosotros solos, y ahora, que encima trabajas fuera y dentro de casa, y se siguen quejando igual". Me parece que es el mayor timo de la historia. Ni tan siquiera la mujer trabajadora de nuestro tiempo quiere ser igual a la que tiene a su lado. En mi empresa hay muchísimas mujeres. Os aseguro que con las mujeres madres no cuentan de la misma manera que con las que no tienen hijos. Es más: las que no tienen hijos se toman la licencia de juzgar a las madres de familia, -que si se quedan más o menos, que si eligen las vacaciones pues piensan que les gustará estar con sus hijos- pero qué narices sabrán ellas, ¿acaso son madres?. Lo que faltaba: no teníamos suficiente con los hombres, que éstas también se quejan. Si tuviera algo que decir a favor de la igualdad es mi pequeña aportación en casa para que, ni mi hija ni mi hijo se miren con rivalidad, no se crean superiores entre ellos, que se respeten al 100%, para que a la hora de salir al mundo piensen en lo magnífica que es su condición humana. La igualdad jamás existirá entre hombre y mujer.

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